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El jefe de la CIA se reúne con israelíes y palestinos para rebajar la tensión

Ángeles Espinosa

Tenet confiaba en un compromiso para frenar la violencia que estalló el pasado 28 de septiembre a raíz de la visita del ultraderechista israelí Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas y que ya se ha cobrado 370 vidas. Desde ese día, todos los mecanismos de seguridad establecidos bajo supervisión de la CIA en los últimos años saltaron por los aires, incluido el acuerdo alcanzado a mediados de octubre para reabrir los canales de diálogo.

Se esperaba que Tenet reiterara su exigencia para que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) garantice el cese de los ataques antiisraelíes dentro y fuera de los territorios autónomos, vuelva a encarcelar a los dirigentes islamistas que ha liberado en los últimos meses y reanude la cooperación antiterrorista. Los palestinos piden que se levante el estado de sitio en las zonas autónomas en Gaza y Cisjordania y que cesen los asesinatos selectivos de responsables palestinos.

El primer ministro israelí, Ehud Barak, ha endurecido su postura a medida que perdía puntos frente a Sharon en los sondeos sobre los comicios del próximo febrero. Barak, que apostó por el proceso de paz como baza electoral, ha condicionado la reanudación de las conversaciones al fin de la Intifada.

Pocas posibilidades

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La preocuación de su partido, el Laborista, por las pocas posibilidades de que repita mandato, ha llevado a varios dirigentes a pedirle que ceda su lugar al veterano Simón Peres, mejor situado en los sondeos a pesar de que nunca ha ganado una elección.

Por su parte, el presidente palestino, Yasir Arafat, insiste en desvincular el diálogo con Israel de la Intifada. Arafat es consciente de que el levantamiento ha llegado a un punto de no retorno. Incluso si convenciera a los dirigentes de Al Fatah, su partido, de que abandonaran la lucha, otros grupos se apresurarían a ocupar su lugar. Ayer mismo, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) criticó la participación de la ANP en la reunión de El Cairo, 'que pretende abortar la Intifada'.

Sobre el terreno, nuevos incidentes seguían envenenando el ambiente. En Ramala, un niño de 10 años, Omar Faruk Jaled, fue alcanzado por una bala en la cabeza cuando, con otros críos, lanzaba piedras a los soldados israelíes. Anoche se encontraba en estado crítico, según fuentes hospitalarias. En otro incidente, una joven murió ayer por heridas de bala cuando circulaba por una carretera reservada a colonos judíos cerca de Nablús. Otras dos personas resultaron heridas en Hebrón durante una manifestación por la muerte de una joven de 18 años herida a su vez el pasado viernes.

Además, el Ejército israelí ha adelantado cinco puestos de control desde la línea verde, la frontera anterior a junio de 1967, hacia el interior de Cisjordania. 'Se trata de una medida para prevenir ataques terroristas desde los pueblos [palestinos] próximos', explicó el portavoz militar, teniente coronel Olivier Ragowicz. Sin embargo, fuentes periodísticas israelíes han sugerido la creación de un hecho consumado, que marcaría el inicio del plan de separación de los territorios autónomos. El ministro palestino de Planificación, Nabil Shaat, denunció la 'anexión' de terreno, que, asegura, coincide con un acuífero.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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