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Reportaje:

La luna de miel de Schröder y Putin

El canciller alemán celebra la Navidad ortodoxa con el presidente ruso en un gran momento de sus relaciones

Pilar Bonet

La visita privada que el canciller alemán, Gerhard Schröder, y su esposa, Doris, inician hoy a Moscú para celebrar la Navidad ortodoxa en compañía del presidente Vladímir Putin y su mujer, Liudmila, se ha convertido en un acontecimiento político, que puede arrojar las primeras pistas sobre el nuevo equilibrio entre la UE, Rusia y EE UU tras el cambio de Gobierno en Washington. Las relaciones económicas entre Rusia y Alemania, la participación de capital alemán en las empresas rusas y el Sistema Nacional de Defensa Antimisiles estadounidense podrían formar parte de la agenda informal entre los mandatarios.

Putin, que vivió la caída del muro como oficial del KGB destinado en la República Democrática Alemana, tiene una relación privilegiada con Schröder, ya que habla bien el alemán (aunque con acento y errores gramaticales), y esto da al contacto con Schröder una inmediatez inexistente con otros líderes occidentales.

El canciller alemán ha sido preparado para comportarse como es debido en las ceremonias religiosas a las que asistirá en Moscú y en Zagorsk (el Vaticano de la Iglesia ortodoxa rusa), y también para abordar los temas que puedan presentarse, unos por su propia iniciativa y otros porque Putin pudiera plantearlos. En la primera categoría están las relaciones económicas (incluidas las deudas de Rusia y los grandiosos planes de Moscú para suministrar energía a la UE) y la colaboración de Rusia con los Quince. En la segunda, el proyecto estadounidense de desplegar un Sistema Nacional de Defensa Antimisiles.

El encuentro privado con Schröder abre a Putin 'por primera vez' la oportunidad 'más seria' que ha tenido hasta ahora de mantener un diálogo 'estratégico significativo con un socio occidental de peso', ha dicho Zbigniew Brzezinski, el ex asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter. 'Tony Blair mostró un excesivo celo en su deseo de ser la primera dirección de Putin en Occidente y de convertirse en su mejor intérprete en la Casa Blanca', afirma Brzezinski en el semanario Die Zeit. Brzezinski cree que Schröder debe explicar a Putin que la capacidad de defensa de Europa no es una alternativa a la actual relación con Estados Unidos.

El pragmático Schröder parece más dispuesto a centrarse en temas económicos que estratégicos. Alemania es el primer socio comercial de Rusia en Occidente y también el principal acreedor. Desde la visita de Putin a Berlín en junio, las relaciones económicas entre los dos países se han reactivado. Los seguros de crédito a la exportación hasta los mil millones de marcos vuelven a estar disponibles, y un grupo de trabajo de alto nivel se ha reunido ya tres veces para identificar proyectos importantes. El comercio alcanzó los 34.000 millones de marcos (casi 2,9 millones de pesetas) el año pasado, frente a los 26.200 millones de marcos de 1999.

Representantes de ambos países estudian el posible intercambio de deuda por acciones de empresas rusas, que propuso el primer ministro, Mijaíl Kasianov. Los alemanes quieren acciones de las empresas rentables del sector energético, pero los rusos quieren que los alemanes ayuden a remontar empresas con problemas. La buena coyuntura económica que atraviesa Rusia debido a los petrodólares refuerza al Gobierno alemán para no hacer concesiones.

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El sector energético alemán, por otra parte, se resiste a cambiar su colaboración ya rodada con Rusia por proyectos grandiosos como el plan para abastecer a Europa de energía durante 25 años, que Putin propuso en París. La idea necesita entre 18.000 y 20.000 millones de dólares (unos 3 billones de pesetas), señalan medios rusos. Actualmente, el 37% del petróleo y el 50% del gas de Alemania procede de Rusia. Varias empresas de gas europeas, entre ellas la alemana Ruhrgas (propietaria del 6% de las acciones del monopolio de gas ruso Gazprom), estudian la viabilidad de nuevos gasoductos a través de Bielorusia y Polonia.

Putin podría tratar de convencer a Schröder de colaborar en una alternativa conjunta europea al Sistema Nacional de Defensa Antimisiles e insistir en una propuesta para la que no hay una postura europea elaborada aún. En los últimos tiempos, medios diplomáticos en Moscú se interesan más por la dimensión de seguridad y política exterior de la UE.

En un comunicado firmado en octubre en París, la UE y Rusia contemplaron la posibilidad de colaborar en operaciones de gestión de crisis y abrieron así la perspectiva de una nueva colaboración militar. Moscú, sin embargo, pone el acento en las relaciones estatales bilaterales e ignora a veces la realidad de la EU. Por eso, Schröder repite que no hay peligro de un nuevo Rapallo, refiriéndose al tratado que en 1922 normalizó las relaciones de Alemania y la Rusia soviética a espaldas del resto de Europa.La visita privada que el canciller alemán, Gerhard Schröder, y su esposa, Doris, inician hoy a Moscú para celebrar la Navidad ortodoxa en compañía del presidente Vladímir Putin y su mujer, Liudmila, se ha convertido en un acontecimiento político, que puede arrojar las primeras pistas sobre el nuevo equilibrio entre la UE, Rusia y EE UU tras el cambio de Gobierno en Washington. Las relaciones económicas entre Rusia y Alemania, la participación de capital alemán en las empresas rusas y el Sistema Nacional de Defensa Antimisiles estadounidense podrían formar parte de la agenda informal entre los mandatarios.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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