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Reportaje:MUJERES

El feminismo pide rehabilitar a los maltratadores

Más de 3.000 mujeres abordan en Córdoba el discurso de la lucha por la igualdad en el siglo XXI

Patricia Ortega Dolz

Reparar el daño

La violencia doméstica ha ocupado un primer plano durante las jornadas Feminismo es... y será, que han reunido en Córdoba, durante tres días, a más de 3.000 mujeres de distintos lugares del mundo. Asumido que las medidas penales no son suficientes, los colectivos feministas proponen nuevos abordajes. "Hemos mirado siempre hacia el lado de la víctima y ya es hora de que dirijamos la vista hacia los agresores", afirmaba Empar Pineda, veterana militante del movimiento feminista español y miembro de la Asamblea Feminista de Madrid. "Ahora que el fenómeno de las agresiones a mujeres está patente y conocemos mejor que nunca su realidad y su sufrimiento debemos manifestar que la vía penal no es la única solución del problema. Son necesarios programas específicos de tratamiento para los maltratadores y agresores, porque la cárcel es sólo una escuela de delincuencia".Pineda explicó que en otros países, como Argentina, Canadá y Holanda, llevan años ya con experiencias diversas de tratamientos rehabilitadores, "e incluso en este país hay ya pequeñas experiencias en el País Vasco dentro de las propias cárceles y en Barcelona. Existen pequeños estudios al respecto que, aunque son limitados, demuestran que más del 50% de las terapias han sido un éxito. Algunos de ellos ponen de manifiesto que estos hombres no tenían conciencia de estar cometiendo un delito".

"Es importante", agregó la feminista, "hacerles conscientes de que han tenido una conducta delictiva y de que tienen que reparar el daño causado. Por todo ello, y aun teniendo en cuenta que los recursos públicos dedicados a la protección de las mujeres víctimas son muy escasos, pedimos que se invierta en las rehabilitaciones de los maltratadores. Es la realidad la que nos está demostrando que, para algunas mujeres, la reparación es que ese hombre se pudra en la cárcel, pero a otras eso no les repara", recalcó Empar Pineda.El motivo de esta reunión multitudinaria y con clara mayoría de mujeres jóvenes es, según se expresa desde la Coordinadora Feminista, la necesidad de unificar un discurso lleno de diferencias, tal y como quedó reflejado con la masiva asistencia a la ponencia titulada Presente y futuro de la teoría feminista. "La teoría feminista no está obsoleta. Basta con remitirse a la experiencia vivida: 60 mujeres mueren cada año asesinadas por sus supuestos compañeros; los salarios son un 24% más bajos que los de los hombres; se sigue considerando la maternidad como una cosa de mujeres, tanto que se ha llegado a plantear que las bajas laborales por ese motivo se las costeen las propias madres. Además, de los más de dos millones de parados que hay en España, más de un millón y medio son mujeres; el poder político y económico sigue estando fundamentalmente en manos de los hombres; en fin...", comentaba Luisa Posada, perteneciente al Instituto de Investigaciones Feministas de Madrid.

Ana de Miguel, profesora de la Universidad de A Coruña, va más allá y entiende el feminismo como una redefinición de la realidad que, "en lugar de hablar de mujeres inactivas o de amas de casa, habla de mujeres esclavas, y que frente a la idea de violencia contra las mujeres opone la de terrorismo doméstico". En su opinión, parte de los esfuerzos del movimiento feminista deben dirigirse a abrir los ojos a otras mujeres, a convencerlas de que existe un conflicto porque hay una situación discriminatoria todavía en muchos ámbitos que se puede y se debe transformar.

Pese a mantener históricos combates, las mujeres feministas están cansadas del estereotipo que se les ha atribuido en esta sociedad. "El hecho de cuestionar el sistema establecido ha generado una idea del feminismo como un movimiento hostil y se ha creado la equivocada e interesada imagen de las feministas como unas locas, agresivas, andrófobas y en su mayoría masculinizadas. Así, han conseguido desacreditar un movimiento profundamente humanitario basado en la idea de igualdad", dice la joven Luisa Antolín. "No se trata de querer ser como los hombres, sino de ser mujeres como nos dé la gana, sin tener que responder a unas expectativas preestablecidas e injustas", añade.

El resultado de una experiencia de tres días quedó recogido en tres folios en forma de manifiesto optimista. "Hemos dejado de sentirnos víctimas para convertirnos en agentes sociales de transformación de una realidad que es injusta", proclamaban. Además se abogaba por un mundo de valores no ligados al sexo, sin fronteras entre hombres y mujeres, en el que "se tejan redes sociales que nos permitan soñar futuros más humanos. He ahí nuestro reto".

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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