_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mujeres olvidadas

LAS MUJERES afganas se encuentran sometidas desde hace años a lo que organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales califican de "violación masiva y sistemática de sus derechos humanos". Es cierto que el régimen talibán no es el único sistema islamista que impone dramáticas restricciones a los derechos de las mujeres, pero la explosiva mezcla de fanatismo religioso, ignorancia y extrema pobreza que se da en Afganistán han hecho que esas restricciones estén provocando una espantosa tragedia. Las mujeres no pueden trabajar fuera de casa, ni tan siquiera salir de ella sin compañía masculina, lo que hace que miles de viudas pasen hambre o corran el riesgo de ser azotadas si se atreven a acudir a los mercados pidiendo limosna; no pueden ser examinadas por un médico o enfermero varón, lo que prácticamente supone condenarlas a no recibir asistencia sanitaria alguna; tampoco pueden asistir a las escasas escuelas públicas, porque están reservadas para los niños. Como resultado de esta política, la mortalidad maternal es la segunda más elevada del mundo y el analfabetismo alcanza ya al 85% de la población femenina.La presión internacional, y muy especialmente el trabajo de la misión de las Naciones Unidas en la zona, ha conseguido que las autoridades de Kabul acepten algunas mínimas concesiones, como que 40 antiguas estudiantes de medicina expulsadas de la Universidad en 1996, al igual que todas las mujeres, reanuden su carrera, o que algunos pequeños grupos de niñas reciban educación elemental en pisos privados. Pero, en su conjunto, la situación de las mujeres sigue deteriorándose hasta extremos que pueden calificarse de criminales.

La situación puede ser todavía más terrible en los próximos meses, como consecuencia de la dura sequía que padece el país. El régimen talibán ha pedido ya más ayuda y la comunidad internacional debe, sin duda, responder a ese llamamiento. Pero también sería exigible que la llegada de esa ayuda fuera acompañada de nuevos gestos de las autoridades de Kabul en beneficio de la población femenina. No es posible que la comunidad internacional ayude a una parte de la población afgana y condene al olvido a la otra.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_