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Artola repasa la historia de la monarquía española hasta su etapa constitucional

Miguel Artola distingue tres momentos en la historia de la monarquía. En un principio, "el rey hace reino". A continuación, las decisiones del monarca definen el territorio del Estado. Y, por último, se define el papel político del rey dentro del Estado ya consolidado. El académico disertó sobre estos tres capítulos de la historia de España en la segunda jornada del ciclo que dedica la Real Academia de la Historia a los 25 años de reinado de Juan Carlos I.

Artola recordó en su conferencia (pronunciada de memoria) que la monarquía es la forma de gobierno más antigua que se conoce. "Los primeros sistemas de poder se organizaron en torno a príncipes y reinos", señaló. El académico relató cómo en España "la monarquía aparece como poder específico con los godos, pero su carácter era distinto de la monarquía actual, porque era un régimen electivo". Esta monarquía electiva, motivo, según el historiador, de numerosos conflictos políticos, se convirtió "súbita e inexplicablemente" en hereditaria durante la invasión musulmana, "el momento más difícil de la historia de España".Con la dinastía que inaugura Don Pelayo se forja el principio de que la soberanía del monarca proviene directamente de "la gracia de Dios", cuya consecuencia política será que el poder real cuente con la protección jurídica y penal de la Iglesia. Al mismo tiempo aparece el problema histórico de la sucesión dinástica, para Artola, "la piedra angular del sistema político monárquico", a la vez que "la mayor debilidad de la monarquía frente a otras alternativas de gobierno".

A juicio del historiador, las reglas de sucesión redujeron los conflictos entre aspirantes al trono y contribuyeron a consolidar la construcción monárquica del Estado. Dado que las mujeres tenían derecho a heredar el trono, pero no a ejercer el poder, el cual comunicaban a sus maridos, el matrimonio se convirtió en la vía más rentable para engrandecer los reinos europeos, con la única alternativa de la guerra.

En paralelo a este proceso de construcción de los reinos europeos se definió el papel político de los monarcas y sus ministros (figura que introduce en España Felipe V en 1703) dentro de los nuevos Estados. La tesis final de Artola es que la monarquía constitucional, "que se distingue porque la corona se reserva la última decisión en caso de conflicto", es más propia de España que la monarquía parlamentaria, que "aquí fue breve y escasa".

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