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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Excesivas prejubilaciones

En los países ricos la vida se alarga, pero la utilidad laboral de las personas parece reducirse, a juzgar por la extensión que está adquiriendo la fórmula de las prejubilaciones. La proporción de mayores aumenta de forma significativa, pero una parte cada vez más importante deja de ser laboralmente activa antes de alcanzar la edad habitual de jubilación, y no sólo debido a situaciones de crisis en las empresas en las que trabajan. Ésta era históricamente la causa fundamental, por no decir la única, de las jubilaciones anticipadas: una de las respuestas a la reestructuración de empresas o sectores en crisis, que podía extenderse a determinados trabajos bajo especiales condiciones de dificultad o riesgo para la salud.En los últimos años, sin embargo, el anticipo de la jubilación se presenta como un recurso cada vez más frecuente en empresas sin problemas especiales, y es el principal causante de las bajas tasas de empleo de las personas mayores en Europa, España incluida. Si para el conjunto de la UE la tasa de actividad media se situaba hace tres años en el 55%, para las personas con más de 50 años se reducía a menos del 29%.

El mantenimiento de dos tendencias como el envejecimiento demográfico y el retiro anticipado del mercado de trabajo justifican la inquietud manifestada por expertos e instituciones. El Comité de Política Económica de la UE ha expresado la necesidad de poner freno a las prejubilaciones, tal como se refleja en un informe que presentará mañana al Consejo de Ministros de Economía y Finanzas. El mayor inconveniente del anticipo de la edad de jubilación es la amenaza sobre las finanzas públicas, incluida la viabilidad futura de los sistemas públicos de pensiones. Pero existen otras secuelas sobre los mecanismos de organización social, la estructura familiar o la adecuación de los sistemas sanitarios. En un contexto en el que el capital humano cobra una dimensión estratégica cada vez más importante, se puede objetar también la racionalidad económica de eliminar indiscriminadamente, sin más criterio que el de la edad, a personas manifiestamente útiles, limitando así la capacidad de gestión de muchas empresas y la optimización de sus recursos.

A los problemas señalados, comunes a casi todos los países de la Unión Europea, se añade en el caso español la existencia de una tasa de desempleo significativamente superior a la de nuestros socios comunitarios. Las consecuencias revestirán aquí mayor severidad, porque en España los jóvenes entran más tarde al mercado de trabajo y se retira a edad más temprana a los mayores. Al Gobierno, pues, corresponde revisar en detalle y disuadir de unas prácticas -a las que en muchos casos presta su complicidad- que no sólo plantean desequilibrios en las finazas públicas, sino que constituyen una fuente de frustración para muchos ciudadanos.

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