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Científicos de EE UU anuncian que han revivido bacterias de 250 millones de años

Los bacilos, de confirmarse el descubrimiento, son los organismos vivos más antiguos jamás hallados

Científicos de Estados Unidos aseguran que han conseguido revivir bacterias que han permanecido 250 millones de años en estado letárgico dentro de cristales de sal. Si se consiguen confirmar estos resultados, repitiendo los experimentos que han desarrollado estos científicos, estas bacterias batirán por mucho el récord de antigüedad de los organismos vivos encontrados, ya que los anteriores eran también bacterias y similares, pero sólo tenían entre 25 y 30 millones de años. Las ahora encontradas son parecidas a otras que se habían registrado en el mar Muerto.

El resultado de la búsqueda de bacterias en cristales de sal formados hace 250 millones de años en lo que hoy es Tejas (Estados Unidos) se publica hoy en la revista Nature porque los científicos han podido demostrar que han tomado todas las medidas posibles para evitar la contaminación de las muestras por bacterias modernas, y porque han dado argumentos convincentes en apoyo de su tesis de que las bacterias permanecieron aisladas durante todo ese tiempo. Muchos de los hallazgos de este tipo anunciados en los últimos años no han resistido el escrutinio científico posterior porque es muy fácil que la elección y manipulación de las muestras implique la contaminación con bacterias modernas que luego se presentan como antiguas. También es posible que se atribuya a una bacteria la edad de la muestra cuando ésta ha sido colonizada por los microorganismos millones de años después de su origen.

Las bacterias encontradas por científicos de la universidad de West Chester (Pennsylvania) en colaboración con un consultor en geología son del genero Bacillus, y tolerantes a la sal, capaces de vivir en ambientes salinos. La especie, tras el análisis de algunos de sus genes, ha resultado ser nueva para la ciencia, y se conoce simplemente como 2-9-3.

El método de aislamiento seguido ha sido el que utilizaron Raúl Cano y sus colegas en 1995 para aislar una bacteria del mismo género de una abeja conservada en ámbar con una antigüedad de entre 25 y 30 millones de años.

Tras la elección y esterilización de cristales de sal enteros, se hicieron perforaciones en ellos para llegar a las inclusiones líquidas de salmuera que contenían.

El líquido fue extraído con jeringas y añadido a un medio de cultivo bacteriano para que se multiplicaran las bacterias, que sólo se detectaron en tres muestras de 2 de los 53 cristales elegidos, lo que hace pensar a los investigadores que la supervivencia de las bacterias no es algo común.

En cuanto a la forma en que han sobrevivido estos microorganismos halófilos, los autores del hallazgo creen que formaron esporas alrededor de las cuales cristalizó el agua salada. No están seguros porque no han podido ver directamente las esporas aunque sí han comprobado que las bacterias pueden formarlas en condiciones de laboratorio.

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