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CIRUGÍA La monitorización neurológica reduce la lesión medular del 30% al 5%

Un protocolo quirúrgico evita el riesgo de hemiplejia al operar un aneurisma

Un equipo quirúrgico multidisciplinar ha puesto en práctica un nuevo protocolo con monitorización neurológica que reduce casi a cero el riesgo de lesión medular al operar un aneurisma de la aorta, una afección que acarrea una alta mortalidad y un elevado riesgo de lesión medular. "No es un descubrimiento, pero hemos abierto una nueva vía para operar a este tipo de enfermos con algo más de seguridad", comenta el cardiólogo y cirujano cardiovascular Ramón Montes, del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, tras realizar dos operaciones con este nuevo protocolo.

Las dos operaciones realizadas por Montes, que se prolongaron durante más de diez horas, se realizaron en dos enfermos con aneurisma torácico, uno agudo y otro crónico, a quienes se colocaron injertos artificiales de 15 y 10 centímetros, respectivamente. La monitorización neurológica permitía conocer en todo momento los problemas de isquemia de la médula espinal y poder evitarlos.El resultado es "absolutamente satisfactorio", afirma el cirujano. "Tanto, que el enfermo estaba ya a los ocho días en su casa". Lo que Montes y su equipo multidisciplinar (anestesistas y neurofisiólogos, entre otros) han conseguido ha sido establecer un protocolo quirúrgico que va a permitir que estos enfermos cardiovasculares (con aneurisma torácico o torácico-abdominal) sobrevivan en un porcentaje más alto del que lo hacían hasta ahora y, lo que es tan importante, sin lesiones medulares irreversibles.

"Intervenciones de este tipo", explica Ramón Montes, "se saldaban con demasiada frecuencia con paraplejia en el paciente. En los torácico-abdominales, el porcentaje de hemiplejias llegaba incluso a ser superior al 30%, aunque, eso sí, les salvábamos la vida".

El neurofisiólogo Pedro Chaparro califica su aportación de "novedosa aquí, entre nosotros, aunque en Estados Unidos se está aplicando desde hace más de una década". Y la explica así: "Lo que hacemos con la monitorización intraoperatoria es detectar las posibles lesiones medulares antes de que se produzcan y avisar al cirujano para que las evite". Con unos sensores ultrasensibles colocados en las terminaciones nerviosas de extremidades inferiores, y registrando las respuestas que se producen en la corteza cerebral, el especialista está en condiciones de prevenir al cirujano sobre qué arteria debe preservar para que el daño en la médula espinal no sea irreparable.

Y es que, así como a la mayoría de los órganos les llega la sangre por una sola arteria, en el caso de la médula espinal, las vías de alimentación sanguínea son múltiples. El cirujano, en este caso, según Montes, trabaja a ciegas y, cuando elimina un segmento de aorta, no sabe si las pequeñas arterias intercostales que salen de ella hacia la columna son o no susceptibles de ser también eliminadas sin que ello cause daño.

"Por eso la monitorización es tan importante en este tipo de cirugía; tanto, que nos permite reducir las lesiones medulares casi a cero", concluye Chaparro.

También los anestesistas desempeñan un papel fundamental en estos procesos quirúrgico. Juan Carlos de Luis, miembro del equipo de Montes, asegura que las dos dificultades mayores con las que se encuentran son, por un lado, mantener el control hemodinámico, y, por otro, conseguir un drenaje correcto del líquido cefalorraquídeo cuando éste se eleva; algo que, según De Luis, es imprescindible para evitar la falta de riego sanguíneo medular y las consiguientes lesiones.

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