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Sanidad ha creado ya cinco fundaciones de investigación financiadas con dinero privado Los laboratorios farmacéuticos, principales socios de los nuevos proyectos del departamento

Gabriela Cañas

En apenas tres años, el Ministerio de Sanidad ha impulsado ya la creación de cinco fundaciones de investigación sanitaria que son o serán financiadas, en parte o en su totalidad, por empresas privadas. Esta fórmula, por la que el PP apostó al poco de llegar al poder en 1996, ya es explotada desde hace tiempo por los hospitales públicos catalanes, y la Generalitat Valenciana acaba de crear la suya. Dado que, como argumenta Sanidad, "el dinero público tiene un límite", varios laboratorios farmacéuticos ya son los principales socios de proyectos públicos de investigación sobre cáncer y sida.

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Recelos y agilidad

Toda fundación, incluidas las fundaciones públicas sanitarias en las que se convertirán probablemente los hospitales públicos de hoy, puede recibir aportaciones económicas privadas. Es una ventaja de la que hasta ahora no se han beneficiado los tres hospitales que funcionan ya como fundación (Alcorcón, Manacor y Calahorra), pero sí las fundaciones de investigación creadas por el Ministerio de Sanidad en tres años.Las cinco fundaciones promovidas por Sanidad son el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), la Fundación para la Investigación y la Prevención del Sida en España (FIPSE), el Instituto de Investigación Cardiovascular, la Fundación para la Cooperación y Salud Internacional y la Oficina Técnica Iberoamericana del Medicamento (OTIME).

Las dos primeras, ya en funcionamiento, han logrado hasta el momento un mínimo de 1.500 millones de pesetas procedentes de otras fundaciones, de ayuntamientos, de asociaciones, pero, sobre todo, de los laboratorios farmacéuticos. Las otras tres fundaciones aún no cuentan con estas inyecciones de dinero ajeno al erario público porque acaban de ser creadas.

Cataluña lleva tiempo ensayando estas fórmulas, si bien ninguna de ellas impulsada directamente por la Consejería de Sanidad, sino por hospitales y universidades. Son siete en total, ligados a la Universidad de Barcelona, a la Autónoma, al hospital de la Santa Creu i Sant Pau, a Parc Taulí, al Vall d'Hebron, al Clinic y al hospital de Bellvitge. Esta fórmula, que promete extenderse por España, ya ha llegado a la Comunidad Valenciana, que creó el mes pasado la Fundación para la Investigación Hospital Clínico Universitario Valencia.

El Ministerio de Sanidad tiene la ventaja sobre la salud autonómica de centralizar la política farmacéutica. Desde este departamento se busca la colaboración de los laboratorios, cuyo primer logro se plasmó en la creación del CNIO, la fundación más veterana de las impulsadas por Sanidad y la que inició la política de fichajes contratando como director al español Mariano Barbacid.

La mayor aportación ajena a los Presupuestos del Estado es la del laboratorio Pfizer, que invierte 100 millones de pesetas anuales desde 1998. La Fundación Caja Madrid ha colaborado ya con otros cien millones, y la Fundación Telefónica, con 25 millones.

El presupuesto anual del CNIO ronda los 3.000 millones, mayoritariamente aportados por Sanidad, pero su objetivo es que el 50% de los recursos provenga de organizaciones ajenas a Sanidad. De momento, la mayor parte del patronato lo forman responsables públicos de Sanidad y del Instituto de Salud Carlos III.

La segunda fundación en veteranía es FIPSE, creada hace un año. El patronato de esta entidad privada fundada para financiar investigaciones sobre el sida está formado a partes iguales por representantes del Ministerio de Sanidad y seis laboratorios farmacéuticos (Abbott, Boehringer Ingelheim, Bristol-Myers Squibb, Glaxo Wellcome, MSD y Roche).

Las seis tienen fármacos contra el sida y aportan 500 millones de pesetas anuales conjuntamente a la fundación, que, según advierte, nunca financiará investigaciones sobre medicamentos, algo que cada compañía debe hacer por su cuenta. En su primer año de vida, FIPSE ha aprobado ya financiar 37 proyectos de investigación de los 97 candidatos presentados.

El Instituto de Investigación Cardiovascular sólo dispone, de momento, de dinero público, según Manuel Carrasco, secretario técnico del Instituto de Salud Carlos III. Esta fundación se creó a finales de 1999 y Sanidad ha mantenido contactos con el cardiólogo español Valentín Fuster y con el investigador hondureño Salvador Moncada para dirigirla. De momento, parece claro que Fuster está descartado y que Moncada ya es asesor del futuro centro.

Las últimas en llegar, en marzo pasado, han sido la Fundación para la Cooperación y Salud Internacional, creada para "fomentar la imagen del Instituto Carlos III a nivel internacional" y para optar a subvenciones en concurrencia con fundaciones similares, y OTIME, que integra a cargos del Consejo General de Farmacéuticos y a la Fundación SmithKline Beecham para "promover la cultura del medicamento, su innovación y regulación".

La fundación valenciana impulsada por la Generalitat prevé promover la investigación clínica. Según el conseller de Sanidad, José Emilio Cervera, el que sea una entidad de derecho privado "la dota de agilidad de gestión". De momento, según Joaquín Ortega, director de la Agencia para la Calidad, Evaluación y Modernización de los Servicios Asistenciales, sólo cuenta con los cuatro millones de pesetas fundacionales puestos por el erario público.

www.cnio.es y en www.fipse.com

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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