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Rusia acepta que la OSCE investigue las denuncias de matanzas en Grozni

Rusia ha dado otro pequeño paso de apertura internacional en la crisis de Chechenia. El representante de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) visitará la destruida capital chechena, Grozni, la semana próxima; también lo hará el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, al igual que una misión técnica de Echo, la agencia de ayuda humanitaria de la Unión Europea (UE), para examinar sobre el terreno la situación de los derechos humanos y evaluar las necesidades de la población.

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El gesto, considerado todavía muy insuficiente por la comunidad occidental, fue acordado ayer en Lisboa durante la primera reunión ministerial UE-Rusia-Estados Unidos.El ministro portugués de Asuntos Exteriores, Jaime Gama, cuyo país ocupa este semestre la presidencia europea, declaró al término de la reunión que se podía hablar de un "pequeño progreso", aun cuando la preocupación occidental por los atropellos contra la población civil y la falta de víveres no ha quedado ni mucho menos disipada: "Es verdad que una solución definitiva no se ha conseguido, pero creo que las cosas están mejor que antes". Moscú ha aceptado también la presencia de dos técnicos del Consejo de Europa, aun cuando su responsabilidad será muy escasa: simplemente, observar in situ el trabajo de la oficina de derechos humanos del Gobierno ruso en la capital chechena.

Al primer encuentro trilateral UE-Rusia-Estados Unidos de ayer en Lisboa, que a partir de ahora se ha decidido institucionalizar con reuniones periódicas, asistieron, por parte europea, además de Gama, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Herbert Védrine (Francia ocupará la presidencia del Consejo en el segundo semestre del año); el alto representante de Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana, y el comisario de Relaciones Exteriores, Chris Patten. El ministro de Exteriores ruso, Ígor Ivanov, representó a Moscú, y la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, a Washington.

Ivanov dijo que el Gobierno ruso "continúa dispuesto a encontrar una solución negociada" al conflicto checheno y dejó abierta la puerta para la colaboración de las organizaciones humanitarias en la ayuda a las víctimas. Por su parte, Albright subrayó que su Gobierno discrepa con la respuesta militar rusa y los ataques a la población civil. Más duro fue Védrine, quien dijo que son "injustificables los métodos represivos" empleados por el Ejército ruso.

En donde sí hubo una coincidencia plena entre las tres partes fue en la de financiar y trabajar para que se desarrollen limpiamente comicios municipales en Kosovo este año. Tanto Ivanov como Albright manifestaron que no veían necesario por ahora ampliar el contingente militar de la Kfor.

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Por otro lado, Solana participó ayer por primera vez en su calidad de alto representante de la UE en la reunión informal de los ministros de Interior y Justicia europeos. Mister Pesc expuso a los ministros de los Quince una propuesta para capacitar a cuerpos de policía civil europeos en misiones no estrictamente militares en zonas de conflicto (Kosovo. Bosnia y Timor Oriental): vigilancia urbana, antidisturbios, control de fronteras, entrenamiento de agentes del orden locales y lucha contra el crimen organizado. Cuerpos como la Guardia Civil española, la Gendarmería francesa o los Carabineros italianos cumplen bien ese cometido.

Austria fue ayer de nuevo protagonista de un incidente diplomático en la reunión ministerial en la que participó por primera vez el nuevo titular de Justicia austriaco, miembro del partido del ultraderechista Jörg Haider, a quien acompañaba su colega de Interior, que es del partido conservador del canciller Wolfgang Schüssel. Los representantes de Francia, Bélgica, Alemania e Italia abandonaron la sala cuando intervino Austria. España estaba ayer representada por el secretario de Estado de Interior, Ricardo Martí Fluxá. Antes del incidente, la ministra de Justicia francesa, Elisabeth Guigou, dijo que la UE debe ser especialmente "vigilante" en el respeto de "nuestros valores comunes de libertad, justicia y dignidad". A la reunión asistió también el ministro de Interior británico, Jack Straw, quien dijo a raíz del caso Pinochet que su Gobierno quiere aproximar la legislación británica en materia de extradición a la legislación europea, porque considera que en estos momentos, la británica es demasiado complicada.

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