_
_
_
_
_

La CIA guarda el secreto de la Stasi

Pilar Bonet

Los estadounidenses tienen los nombres de españoles y alemanes que espiaron para la RDA

Los ficheros de la Seguridad del Estado (Stasi) de la RDA, que fueron a parar a la CIA en 1990, contienen los nombres de los agentes europeos (españoles incluidos) que trabajaron para el espionaje de la República Democrática Alemana. Así lo afirma en una entrevista con EL PAÍS Joachim Gauck, el pastor evangélico que desde la reunificación es responsable de los archivos de la Stasi. Diez años después de caer el Muro, los alemanes siguen acudiendo -unos 10.000 al mes- a la oficina federal que custodia los expedientes. El pasado día 17, por primera vez, los archivos recibieron la visita del canciller Gerhard Schröder.

Este enero, medios de comunicación de todo el mundo han dirigido una pregunta a Gauck: ¿qué hizo el presidente en funciones de Rusia, Vladímir Putin, en los ochenta, cuando era agente del KGB en la RDA? El resultado del buceo en los archivos de la Stasi ha sido parco: Putin asoma como agraciado con una medalla de segunda categoría en una lista de 37 soviéticos a los que Erich Mielke, el jefe de la Seguridad de la RDA, condecoró en un acto de rutina en 1988.

El Gobierno alemán ha pedido a EEUU que le devuelva los documentos de la Stasi que fueron a parar a la CIA mientras agonizaba la RDA. Según Gauck, se trata de "filmaciones que fueron vendidas por un oficial de la Stasi o del KGB" y que "recogen dos sistemas de ficheros". "El primero tiene los nombres auténticos. El segundo, los seudónimos, que con ayuda de un número permiten detectar a las personas". "Ni los norteamericanos ni los alemanes tenemos los expedientes, porque todos los expedientes del espionaje exterior fueron destruidos durante la transición", afirma. Los alemanes pudieron descifrar "una parte importante del material codificado". "Encontramos un soporte electrónico que contenía una parte de estos datos", dice.

Los norteamericanos, añade, tienen los nombres de "españoles, portugueses, escandinavos y alemanes occidentales que espiaron para la RDA". Acabarán devolviendo los ficheros, pero "no se apresuran". La razón es que "no quieren dar los nombres de los estadounidenses ni de los canadienses". "Tal vez den los nombres europeos. Tal vez no. Veremos", dice Gauck.

Washington entregó hace varios años los nombres de los agentes germano-occidentales de la RDA. La consecuencia ha sido procesos que se han aireado poco en la prensa. A un "soplón germano oriental", dice, se le menciona con el nombre completo y el domicilio, y a un ciudadano de la antigua RFA, con las iniciales. El primero, opina, tiene una imagen sórdida, y el segundo parece el protagonista de una novela de aventuras.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En la institución que Gauck dirige trabajan 2.770 personas distribuidas en varios centros. Uno de los proyectos de Gauck es recomponer los expedientes rasgados, que se guardan en 10.000 sacos. Tras la caída del Muro, "la Stasi se puso nerviosa y comenzó a triturar los materiales. Pero la trituradora de papel se estropeó y hubo que rasgar papeles a mano. El 15 de enero de 1990 la multitud ocupó la central de la Stasi en Berlín.

Gauck recurre a los servicios de 40 funcionarios que en Núrenberg, en Baviera, recomponen los expedientes que él les envía y se los devuelven después a Berlín. Entre los documentos que han salido así a la luz, Gauck cita los materiales del espionaje al que era sometida la escritora Christa Wolf, y sobre el levantamiento obrero de 1953.

Gauck, que fue pastor evangélico en Rostock, cree que "la justicia alemana ha sido muy benévola con los responsables del régimen de terror comunista" y califica de "muy cortas" las sentencias. Tras la Navidad han ingresado en prisión dos miembros del Politburó del SED (el partido de la Unidad Socialista de Alemania). Son Günter Schabowski, el hombre que abrió el muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, y Egon Krenz, el último dirigente comunista de la RDA. Ambos están condenados por su responsabilidad política en las órdenes de disparar en la frontera.

Schabowski acepta su sentencia de tres años. Krenz no reconoce las culpas por las que le han caído seis años. Gauck dice alegrarse de la actitud de Schabowski. "En navidades le visité. Había leído su libro y quería saber si el hombre era sincero o no. Creo en su sinceridad".

Gauck está en contra de una amnistía general. En la RDA hubo "una revolución", afirma. "Las revoluciones están ahí para hacer que las clases dirigentes y las élites del pasado sean infelices. Para curarse, la sociedad necesita que la antigua élite pierda su legitimidad", prosigue. Los archivos de Gauck han perdido su función auxiliar penal, pero hasta que se cumplan 15 años desde la desaparición de la RDA seguirán siendo un punto de referencia para los ossies (alemanes del Este) que deseen trabajar para el servicio público. La institución seguirá informando a los organismos contratantes que lo deseen de la existencia o no de vínculos con los órganos de seguridad de la RDA. La Stasi tenía 90.000 empleados y 175.000 colaboradores no oficiales. Gauck asegura que el 60% del personal de los ministerios del Interior de los länder (Estados federados) ha continuado trabajando en ellos, mientras el 40% ha sido despedido. Entre los maestros de Berlín Este, un 4,9% había colaborado con la Seguridad, pero sólo el 0,9% fue despedido, dice.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_