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La Fundación Joan Brossa se constituye para divulgar y conservar su legado

El pleno del patronato de la recién creada Fundación Joan Brossa se reunió ayer por primera vez en la nueva sede de la entidad, un piso del Ensanche barcelonés en el que se han agrupado los numerosos y dispersos trabajos literarios, artísticos y documentales que el poeta había reunido a lo largo de su vida. Joan Brossa falleció el 30 de diciembre de 1998, cuando le faltaban pocos días para cumplir los 80 años. En su testamento, de enero de 1991, el artista nombraba heredera de su obra y de los derechos de propiedad intelectual a la fundación que llevaría su nombre, y designó a su mujer, Pepa Llopis, presidenta vitalicia. "Lo que tenemos que conseguir ahora es que si un día Brossa volviera y visitara su fundación, se reconociera en ella", dijo ayer la viuda del poeta. Durante este año se ha realizado el inventario, que aún está incompleto, de toda la documentación y objetos que se encontraban en los dos estudios de alquiler que tenía el poeta y que estaban atiborrados y organizados en lo que él denominaba "un desorden controlado". Todo este material, entre el que hay numerosos inéditos, se ha trasladado ahora a un nuevo piso, también de alquiler, que será momentáneamente la sede de la fundación -cuyo presupuesto para este año es de 10 millones de pesetas y que espera convertirse en punto de referencia de la obra del poeta-, a la espera de que el apoyo de instituciones o particulares permita mostrar y catalogar de forma más amplia todo su legado.

Una parte importante del mismo no es propiedad de la fundación, sino del Ayuntamiento de Barcelona. En 1987, en un momento de penuria económica, el poeta llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento, que, explica Pepa Llopis, le concedió una pensión vitalicia de 100.000 pesetas para poder alquilar un nuevo estudio. A cambio, el poeta donó al municipio todas sus pertenencias. En aquel momento se hizo un inventario que ahora se ha revisado con el objeto de aclarar qué obras y documentos pertenecen al Ayuntamiento y cuáles son propiedad de la fundación.

Según estipuló el propio Brossa en su testamento, entre las 14 personas o instituciones que debían ser miembros de la fundación figuraba el Ayuntamiento de Barcelona, que ayer estuvo representado en el pleno del patronato por el concejal de Cultura Ferran Mascarell. "El legado municipal pasará a estar a disposición de la fundación, previa firma del convenio correspondiente, con el objetivo de que todo el legado esté agrupado", afirmó ayer Mascarell.

Exposición

Aún es pronto para hablar de los proyectos de futuro de la fundación. "Este año hemos tenido mucho trabajo para poner un poco de orden en el legado", señaló ayer Carme Llopis, sobrina de la viuda del poeta y tesorera de la fundación. "Sólo hemos aceptado la propuesta de la Generalitat de organizarle una gran exposición antológica de todas sus facetas creativas que se celebrará el 2001 en la Fundación Miró. El resto de ofertas de colaboración las rechazamos hasta que se hubiera constituido la fundación".

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