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Entiéndame usted

Vicente Molina Foix

Ya hay mucha gente media y heterosexual que sabe lo que quiere decir "entender", aparte, claro está, de su significado primario de comprender. ¿Diremos que es ésa otra conquista de la cultura gay? Está en los quioscos la primera enciclopedia de la homosexualidad, que usted o sus hijos pueden comprar en cómodas entregas semanales, y un diputado de la oposición, Miquel Iceta, se sinceró hace poco sexualmente en campaña electoral, animado por su pareja masculina (yo, sin embargo, he hecho una apuesta que espero ganar: el primer político español con cargo gubernamental que saldrá del armario será, paradójicamente, del PP, y ese día todos tendremos que tragarnos la sonrisa leporina del presidente Aznar).Pero hablábamos del significado oculto de la palabra entender,sibilino secreto que ahora empieza a saberse y se sabrá mejor a partir del recién aparecido libro de Alberto Mira Para entendernos. Diccionario de cultura homosexual, gay y lésbica (Ediciones de la Tempestad). A "entender" le dedica Mira una de las entradas más jugosas de su obra, afirmando la deslizante riqueza semántica del término frente a la rotundidad ontológica de la palabra "gay": uno es gay o no lo es, y se puede sin embargo "entender" sin encarnar un rígido papel identitario. Por mi parte añoraré, aunque sólo literariamente, los días en que se "entendía" en secreto, y recuerdo eufemismos brillantes y divertidos que ciertos círculos gay del periodo heroico utilizaron; "epentismo" y "ser epéntico" entre los escritores que rodeaban a Lorca y Aleixandre, "better" (mejor) como invención de Mújica Laínez y sus amigos argentinos, "nervous" (nervioso) en el cosmopolita Tánger de los años cincuenta, según nos cuenta Emilio Sanz de Soto.

Estoy impresionado por el trabajo de este joven profesor valenciano residente en Oxford. Son 770 páginas de apretada letra (desprovistas, desgraciadamente, y en esto sí se nota que el libro es español, de un índice onomástico completo), pero la cantidad importa menos. El de Alberto Mira es un diccionario de autor,bien escrito y con erudición,abierto a culturas y nombres en nuestro país remotos, y -sobre todo- combativo de un modo personal; Mira informa y censa, pero también expresa opiniones, a menudo originales y tocadas por un fino sarcasmo, como en su respeto al dar la edad dudosa de algunos escritores (una admirable manera de entender la coquetería masculina) o en las entradas sobre los deportes, la ridícula palabra "mariliendres", Antonio Gala, Vargas Llosa (tranquilos, que no es un outing del escritor peruano) o los Sonetos del amor oscuro, de Lorca, donde Mira denuncia vehementemente la homofobia de un crítico habitual de este periódico.

En una larga introducción, Mira afronta de cara el riesgo que -no sólo para los "no-entendidos"- tiene este tipo de enfoques. A mí, por ejemplo, mientras que aplaudo la insólita y merecida importancia que el autor da a la música y los músicos en el contexto gay, me produce rechazo su desmedida atención a algunos escritores españoles de hoy,ensalzados muy por encima de sus méritos por el simple valor de su visibilidad social o su intencionalidad homosexual. Está claro que a Mira le interesa más el artista gay que el gay artista, pero, como no es un ingenuo ni tampoco practica bobamente la "cultura de la queja", evita aplicar de forma ciega un filtro rosa a las obras y autores que comenta. Su intento "apropiacionista" es siempre discreto, aunque en el libro se lamente el heterosexismo sistemático de las interpretaciones culturales: "La heterosexualidad, al no ser atacada, constituye una identidad sexual por defecto", y por eso, añade Mira, la crítica heterosexista, no necesitada de autodefensas, "nunca tiene motivos para hacer nada".

El propósito que mueve un libro como éste es "descubrir corrientes de deseo homoerótico, descubrir que la mirada que articula el texto se identifica con ese deseo, que hay códigos que apuntan a la homosexualidad". Quizá parece poco o baladí, pero es bastante y muy esencial (y ahí sí pueden tener peso en el futuro los queer studies o estudios maricas). Como el propio Mira insinúa en las notas sobre Stefan George, Lorca o Shakespeare, todo análisis que incluya entre sus estrategias de comprensión del producto artístico los ocultos o implícitos deseos de un hombre o una mujer de los "tiempos del disimulo" hará más entendibles (y no por ello mejores) sus obras.

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