Martirio hermana con su disco "Flor de piel" América y Andalucía
El subtítulo Cantes de la otra orilla da una pista de las intenciones de Martirio al cocinar su sexto disco, Flor de piel (El Europeo-Karonte), una exquisita traducción de clásicos populares de la música americana al espíritu flamenco. Como si de una receta de Laura Esquivel se tratara, la cantante y su hijo, el guitarrista sevillano Raúl Rodríguez, han escogido 12 clásicos del tango, el bolero o las canciones, los han macerado en el compás de soleá por bulería y los han instrumentado a fuego lento en potes de flamenco y jazz. La banda de cocineros ha sido compuesta por Raúl Rodríguez y Paco de Amparo a la guitarra, Luis y Pepe Torre, a las palmas y al baile, el pianista Chano Domínguez, el contrabajista Javier Colina, el percusionista Guillermo McGill y el violonchelista Jorge Pozas.
Martirio ha concebido el disco que hoy sale a la venta como ejemplo de lo que ella llama "Internet del corazón". O sea, los puentes estéticos y emocionales que unen personas por más distantes que parezcan. "El Atlántico no separa, sino que enriquece; esto es un homenaje desde la memoria a compositores de obras maestras que siguen actuales y merecían una traducción musical", asegura.
Gardel, María Grever, Vinicius y Jobim, Discépolo, Chavela Vargas, Marta Valdés, Bola de Nieve o Vicente Garrido son algunos de los autores celebrados por Martirio, "gente que se deja el pellejo por sentir y comunicarlo". Júrame, Alma mía, Las simples cosas, Uno, Volver, La tarde gris, Si me pudieras querer o Como tenía que ser son algunas de las canciones seleccionadas "entre más de 400" por la artista.
Con una voz más modulada, sugerente y emotiva que nunca, Martirio, que ha adoptado un look entre colonial y criollo a lo Frida Kahlo para el disco, ha elegido "canciones que cuando las oigas te pasen cosas; que están cantadas con una flor en la boca".