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Suiza refuerza su antieuropeísmo con el éxito electoral del populismo xenófobo

Suiza, como tres semanas antes hizo Austria, asistió, en las elecciones del domingo, a un fuerte avance de la derecha populista y con derivas xenófobas, construido sobre el sentimiento antieuropeo. La Unión Democrática del Centro (UDC), la formación nacionalista de Christoph Blocher, marcó un hito histórico al pasar del 14,9% a casi el 23% de los sufragios. La que era la cuarta fuerza política se ha convertido en la primera, por delante de socialistas, radicales y democristianos, sus socios en el Gobierno federal. Blocher ha aprovechado su salto electoral para reclamar una segunda cartera en el Gabinete de Berna.

Las ganancias de la UDC proceden tanto de la izquierda y del centro como de la extrema derecha, en particular del Partido de la Libertad, que ha perdido los siete escaños que tenía. La UDC no sólo ha avanzado en la mayoría de los cantones de la suiza alemana, sino en los francófonos y en el Tizino de lengua italiana. En esta región, la Lega, aliada de la UDC, quedó segunda. Giuliano Bignasca, nuevo parlamentario y portavoz de la Lega, indicó: "Es el voto de los que no quieren entrar en Europa y quieren una política de asilo más restrictiva".El avance de la derecha nacionalista era esperado. Pero ha sorprendido su amplitud. En un país poco habituado a grandes cambios, la escalada de la UDC, que ha doblado el número de escaños en dos legislaturas, carece de precedentes desde principios de siglo.

Con paciencia, desde que se dio a conocer por su radical oposición al acercamiento de Suiza a la Unión Europea, Blocher se ha dedicado a canalizar los temores de la población, en especial de la Suiza alemana, y a defender los valores de una Suiza tradicional.

En nombre de la independencia y de la neutralidad, Blocher se opone a la integración en la UE, en la OTAN y en la ONU. Su discurso -profundamente conservador, con acentos populistas y frecuentes derivas xenófobas- se alimenta de apelaciones a la seguridad y predica un endurecimiento de la política de asilo y una mayor represión de la droga. Con su agenda ha ampliado la audiencia de su partido, de origen rural y de clase media. La nueva orientación le ha acercado a la extrema derecha, y sus propuestas de rebaja de impuestos le han granjeado simpatías de algunos medios económicos, además de seducir a electores de los barrios populares.

Lo que puede cambiar ahora es la fórmula mágica aplicada desde hace 40 años y que da la estabilidad a Suiza: dos socialistas, dos radicales, dos democristianos y uno de la UDC. Blocher ya ha pedido que haya dos de la UDC.

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