Incendio de Abantos

Vivimos en un país en el que cualquiera considera que es el único que trabaja, y, además, bien, y que los demás no hacen nada, y si lo hacen, lo hacen mal. Comprendo y entiendo que las personas afectadas por el incendio digan que los bomberos llegaron tarde. Los bomberos, desgraciadamente, siempre llegamos tarde; ahora, lo que no puedo entender son las declaraciones como las recogidas por su periódico el día 21, en las cuales una señora manifiesta que había un bombero de brazos cruzados ante un camión y que, ante su demanda de que subiese hacia el fuego, se negó diciendo que nada más que recibía órdenes de su superior inmediato. Si cuando acudimos a un siniestro hiciésemos caso a lo que todo el mundo presente en el mismo nos dice, eso sí sería un descontrol.Señores, los medios aéreos y, en concreto, las brigadas helitransportadas, a las cuatro de la tarde ya estaban trabajando allí, viniendo de puntos tan distantes como Las Rozas, San Martín de Valdeiglesias o Lozoyuela. El resto de dotaciones se fue incorporando desde todos los puntos.

Doy gracias a Dios por los cinco compañeros que, "a pesar de no estar haciendo nada", pudieron salvar su vida cuando el fuego calcinó su vehículo en la subida de Abantos. Gracias, también, a los tres compañeros del helicóptero siniestrado, y gracias, en general, a toda la gente -bomberos del Ayuntamiento de Madrid, agentes forestales, cuadrillas, Protección Civil, Guardia Civil, Cruz Roja, etcétera- que trabajó junto a nosotros codo con codo durante toda la tarde, noche y días posteriores para que no se extendiese el siniestro. Y otra vez gracias a Dios porque no se quemó ni una vivienda en FelipeIV, Las Pizarras y Monte Escorial, a pesar de la gran virulencia y carga de fuego que hubo, y porque pese a todo no hubo ni una sola víctima mortal. Mi dotación y yo, así como todas las otras que estuvieron allí, perdónennos, hicimos todo lo humanamente posible para sofocar el incendio.- (bombero de la CAM). , Madrid.