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Jornal de agosto

La guarida del verano

Las bandas novatas se desfogan tocando y ensayando en agosto en la Casa de la Música de Fuenlabrada

La Casa de la Música de Fuenlabrada, en la plaza del Huerto del Cura, no ha enmudecido en agosto. La flamante guarida de ensayo para las bandas novatas de la región ha permanecido abierta en este mes de éxodo vacacional. El resultado: un incesante trajín de músicos volcados en sus probaturas, aunque a un ritmo más suave, veraniego. Y al frente del refugio musical sureño está su gerente, Jorge Sanz, de 27 años, que ya sabe lo que es un agosto urbano con rumor de guitarras confusas de fondo."Bueno, no es para tanto", dice, quitándose importancia, ahora que el mes está a punto de expirar. "Lo de quedarse en la ciudad no es tan duro ni tan grave como la gente piensa, e incluso se agradece que no haya el bullicio acostumbrado", se explica. Además, el ambiente laboral es "más relajado y da más tiempo para pensar, para proyectar cosas", insiste.

Sanz lleva años en la galaxia de la promoción musical en Fuenlabrada. Empezó con un programa de animación, organizando el certamen anual de rock del municipio y gestionando cuatro locales de ensayo. Hasta que cumplió el sueño de forjar un gigantesco lugar de acogida para los músicos inexpertos. El largo tiempo de gestación del proyecto estuvo repleto de gestiones, esperas y obras, las indispensables para transformar en paraíso musical un edificio que aspiraba a convertirse en centro comercial.

La peripecia empezó hace unos cuatro años, cuando quebró la compañía que pretendía construir un híper en la plaza del Huerto del Cura, de Fuenlabrada. El Ayuntamiento se hizo cargo de los restos del naufragio comercial y se interesó por la idea musical. Tanto, que brindó el local y tomó un 37% de las acciones de Enclave Joven, la firma que impulsa la Casa. Despegaron con ocho millones de pesetas y el II Concurso de Proyectos Empresariales de Jóvenes les insufló, al poco, el ansiado oxígeno económico: un millón y medio de pesetas de premio por "la originalidad" de una aventura capaz de conectar "el mundo cultural, la viabilidad técnica y la creación de puestos de trabajo", ya que planean tejer una plantilla de 20 personas.

La Casa de la Música comenzó a funcionar en mayo del presente año, con 17 locales de ensayo para bandas madrileñas. "Hay cuatro totalmente equipados, con batería y amplificadores para grupos que carecen de instrumentos propios", detalla Sanz. Estas dependencias son las más reclamadas por los músicos noveles. "Por aquí viene mucha gente joven, que lleva un año en esto y tiene amplificadores, guitarras... pero no batería".

Para conseguir un local basta con rellenar un formulario de inscripción y tener la suerte de que el hueco solicitado esté disponible; en ese caso, firman un contrato y abonan una fianza equivalente a una mensualidad por adelantado. El alquiler de los recintos diáfanos oscila entre las 35.000 y las 60.000 pesetas al mes, según el tamaño. En las dependencias equipadas prima la fórmula de cuatro horas de ensayo semanales, "por las que se pagan unas 8.000 pesetas al mes", cuenta.

¿Es caro o barato? "A la mayoría de los grupos le parece un precio aceptable, más barato que en la capital", recalca el gerente. Alrededor de 60 grupos musicales de la región han utilizado el refugio fuenlabreño para foguearse. El nivel de peticiones ha dado "un bajón" en agosto, según Sanz. "Ahora vienen por aquí unas 25 bandas", apunta, algunas de ellas diezmadas por la huida estival. "Varios grupos tienen bajas", confiesa el gerente de la Casa, y los supervivientes se dedican a componer o a tocar una y otra vez los temas en que más verdean.

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La principal fuente de clientes es la propia Fuenlabrada, que cuenta con 65 grupos aspirantes a estrellas de rock, de acuerdo con los cálculos de Sanz, además de otras bandas de Villaverde, Leganés, Parla o Móstoles, por citar los municipios más prolíficos en músicos bisoños. En cuanto al estilo musical, predomina el eterno rock and roll. No faltan, sin embargo, quienes prefieren adentrarse en la selva musical, vía la Casa, enarbolando la bandera del pop, el folk o las cantinelas reivindicativas del hip-hop. Los más prometedores pueden desfogarse con público en la sala de conciertos El Grito, enclavada en el mismo edificio y con capacidad para un millar de personas. Por ahora, es el mejor cauce promocional para los músicos que frecuentan el edificio fuenlabreño.

Los artífices del tinglado planean ahora la creación de un sello musical en el que las bandas novatas graben el disco soñado. "Esperamos conseguirlo para el milenio que viene", anuncia Sanz. De momento, la meta consiste en que la Casa funcione a pleno rendimiento, o sea, con unos 100 grupos repartidos por los 17 locales de ensayo. Ese día, el murmullo guitarrero se tornará en estruendo.

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