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Un grupo armado lanza una granada contra un barrio serbio del norte de Kosovo

Jorge Marirrodriga

ENVIADO ESPECIALUn grupo de hombres con armas de fuego y una granada atacaron la noche del sábado una zona residencial serbia en la ciudad de Kosovska Mitrovica (norte de Kosovo), según anunció ayer un portavoz de la fuerza internacional de paz para Kosovo (Kfor). Los soldados franceses de la Kfor fueron requeridos y presenciaron "un ataque con una granada" y armas de fuego, según declaró el portavoz, el mayor Jan Joosten. Los soldados dispararon sobre los asaltantes y aparentemente hirieron a uno de ellos, precisó el portavoz.

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"Un albanés ha sido detenido y se ha abierto una investigación", añadió Joosten. Este hecho tiene lugar tras los incidentes durante todo el día del sábado entre soldados franceses de la Kfor y manifestantes albanokosovares que intentaban penetrar en la parte serbia de Kosovska Mitrovica, la principal ciudad del norte de Kosovo. Las tropas francesas bloquearon el paso a los manifestantes albanokosovares que intentaban por todos los medios franquear el puente que separa la parte albanesa de la ciudad de la parte serbia. "Para evitar un enfrentamiento violento, los soldados franceses no les permitieron [a los albanokosovares] cruzar hasta el sector serbio y cuatro manifestantes fueron detenidos", precisó el portavoz.Durante la noche del sábado, las fuerzas de la Kfor informaron de diversos ataques con granadas en la provincia serbia. Las agresiones fueron principalmente contra propiedades serbias, y como resultado más de diez personas resultaron heridas.

Difícil tarea de la Kfor

Todos estos incidentes ponen de relieve la dificultad de la tarea asumida por la comunidad internacional al cumplirse dos meses de la entrada de las tropas de la OTAN en la provincia yugoslava y la retirada de las fuerzas serbias. Lo cierto es que tras el resplandor inicial producido por la alegría albanokosovar, las sombras se ciernen sobre la difícil misión de garantizar, como mínimo, que Kosovo sea un lugar seguro y que sus habitantes tengan un lugar digno para vivir.Sin agua, luz, teléfono, dinero ni trabajo, el más de millón y medio de albanokosovares que han regresado a su tierra han comenzado a darse cuenta de que, lejos de haberse solucionado, su situación es verdaderamente difícil. Los 40.000 soldados de la Kfor tratan a marchas forzadas no sólo de poner orden, sino también de establecer una infraestructura mínima antes de la llegada de las bajas temperaturas. En lo que debería ser el escaparate de la Administración de Naciones Unidas, Pristina, es habitual no disponer ni de agua ni luz en todo el día. La telefonía básica no funciona y la móvil es controlada desde Belgrado que, con frecuencia, corta el servicio.

La llegada de numerosas organizaciones internacionales ha provocado la creación de un abismo en el nivel de ingresos de los ciudadanos albanokosovares. Los que trabajan para organismos como Naciones Unidas, la OSCE o la pléyade de entidades humanitarias presentes en el país ganan cuatro y cinco veces más del que era el sueldo medio hasta el comienzo de la guerra, en marzo pasado. Por el contrario, la mayoría de sus compatriotas no tiene dónde trabajar y debe subsistir de los ahorros de toda una vida, la ayuda internacional y los trabajos ocasionales que encuentran.

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Los que mejor han salido favorecidos son los que se defienden en inglés y tienen conocimientos, aunque sean rudimentarios, del manejo de un ordenador. Como ejemplo, un traductor antes de los ataques de la OTAN ganaba unos 250 marcos alemanes al mes (unas 21.200 pesetas). Ahora, dependiendo de para quién trabaje, puede obtener lo mismo en cuatro días.

En la última semana han aparecido dos fenómenos nuevos en las calles de Pristina que indican que el maná llegado de fuera no alcanza para todos. En numerosos coches se puede leer en albanés un cartel con la leyenda "se vende" y algunas personas se han visto abocadas a la mendicidad y piden a los numerosos extranjeros que les den algunos dinares.

Moneda infravalorada

Éstos no tienen inconveniente en regalar la infravalorada moneda yugoslava, pero no son conscientes de que, por ejemplo, 50 dinares (menos de 400 pesetas) equivalen a la mitad de lo que gana en un día un camarero que trabaja 14 horas seguidas.En los pueblos, la situación es mucho peor. En una importante proporción no ha sido posible restablecer, al menos durante algunas horas, el fluido eléctrico a pesar de que se trabaja a marchas forzadas. En ocasiones, aunque se logre reparar la línea general, el efecto positivo es nulo, ya que las instalaciones eléctricas de las viviendas han quedado destruidas a causa de los incendios. En el 60% de los pueblos, según datos proporcionados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) es imposible encontrar aceite, trigo, azúcar, fruta y café. El 92% de los habitantes de las aldeas no tiene carne que comer.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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