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El desalojo de un local "gay" abrió el caso

Antonio Jiménez Barca

Una tarde de junio de hace tres años, la Policía Municipal irrumpió en una lujosa sauna gay situada en el centro de la ciudad. Los agentes encontraron cien clientes y, tras identificarlos, les ordenó abandonar el establecimiento. Los colectivos de homosexuales y lesbianas denunciaron en la prensa el hecho. Pero el caso dio un giro inesperado, y lo que al principio era un supuesto abuso policial contra un colectivo discriminado se convirtió, a los dos días, en un episodio de presunta corrupción municipal. Y es que Francisco Herrero Cogorro, propietario de Paraíso y conocido en círculos inmobiliarios y nocturnos, al ver cómo la policía clausuraba su local, denunció que todo ocurría "por no aceptar los sobornos". "A no ser que untes a funcionarios, la cosa no sale adelante", añadía a quien quería oírle. Herrero pregonó, con lujo de detalles, que en el Ayuntamiento existía una red de corrupción que a cambio de millones otorgaba licencias o miraba para otro lado a la hora de cerrar negocios sin todas las bendiciones legales. Confesó haber pagado mensualidades a un empleado "para que se encargara de los asuntos". En la cabeza de esta red Herrero situó a Carmelo García, al que motejó de "conseguidor", apellido que recibe en estos ambientes el funcionario que trapichea favores burocráticos por dinero. El dueño de Paraíso, quien ahora también está imputado, describió cenas multimillonarias de funcionarios repartiéndose millones, maletines de ida y vuelta cargados de billetes, y aportó la fotocopia de un misterioso cheque que llevaba siempre en la cartera. El talón involucraba en la red a un ingeniero industrial, acusado de dar la firma a proyectos que no se ajustaban a la realidad, y al presidente de una empresa alemana, acusado de pagar 5.050.000 pesetas a Carmelo García.

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El Ayuntamiento acusa de cohecho a 4 funcionarios por el "caso Paraíso"

Mientras los policías ataban cabos, el Ayuntamiento inhabilitaba a cuatro funcionarios, entre los que se encontraba el supuesto conseguidor, y se personaba en el juicio que se desarrolla ahora.

Un mes después del precinto, Herrero logró abrir de nuevo la sauna. Luego se asoció con Emilio Rodríguez Menéndez, abogado famoso en estos ambientes que ahora está en el hospital con un pulmón herido de un balazo disparado por un matón al que, supuestamente, contrató su propia mujer.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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