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El incierto destino del dictador

Xavier Vidal-Folch

Muchos reclaman el restablecimiento de la alianza con Rusia y, al tiempo, la inmediata caída del dictador de Belgrado, algo, esto último, que la Alianza desea con ardor, pero no figura entre sus cinco condiciones.

Aunque en sus contactos diplomáticos "los rusos no han sugerido conferir inmunidades a Milosevic" —manifiesta uno de los protagonistas de la negociación—, contar con Moscú y descabalgar ya a Milosevic es una "ecuación imposible", porque Rusia no aprobará una resolución que no sea formalmente "más o menos aceptable" por Belgrado, recuerda un alto funcionario.

"Necesitamos a Moscú para conseguir la resolución del Consejo de Seguridad" que dé mayor legitimidad a la nueva fase, "y Moscú necesita la resolución porque formalizará el compromiso del cese de los bombardeos", argumenta. En consecuencia, y aunque la OTAN no trate directamente con él—sino a través de Chérnomirdin y de Ahtisaari—todos se resignan al mantenimiento temporal del dictador en el poder.

¿Cuándo caerá, y se eliminará así el principal factor de desestabilización de los Balcanes? Nadie se propone un magnicidio, pero todos colaborarán con el Tribunal de la Haya, enviándole datos para procesarle. Pero, sobre todo, se confía en que la entrada de una fuerza internacional en Kosovo, que supone el envés de todo lo defendido por el dictador, será "su derrota política", que la ciudadanía yugoslava le cobrará. "Cuando tengamos las tropas dentro podrá caer más fácilmente", añade.

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