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Entrevista:

"Israel no debe ser un Estado exclusivamente para los judíos"

Azmi Bishara es árabe, por ello nunca será primer ministro en Israel. Es consciente de ello. Pero este no es el objetivo de su candidatura al frente del partido Alianza Nacional Democrática. Su única finalidad es la de abrir una polémica sobre la naturaleza del Estado. "Israel no debe ser un Estado exclusivamente para los judíos, sino para todos los ciudadanos", asegura este ex comunista, comunista cristiano, vecino de Nazaret, de 43 años, profesor de Ciencias Políticas por la Universidad de Berlín y representante de una comunidad arrinconada constituida por un millón de ciudadanos -450.000 votos-, de los que una amplía mayoría optarán el próximo lunes por dar su papeleta en favor del candidato laborista, Ehud Barak.Pregunta. ¿Cuál es su objetivo en estas elecciones?

Respuesta. Para los árabes, el problema más importante es definir nuestro estatuto dentro de Israel, porque aquí, durante muchos años, hemos sido considerados ciudadanos de segunda categoría, discriminados. Éste es el objetivo principal de mi campaña electoral. Luego hay otro asunto también importante, el de la cuestión palestina y la paz justa.

P. ¿ Ha tenido problemas en la campaña?

R. Si me hubiera preguntado esto en la década de los sesenta o de los setenta seguramente habría tenido que decir que sí. En aquella época los árabes en Israel vivimos sometidos a un mando militar. Hoy en día la campaña electoral la llevo con total libertad. Nadie me perturba. La policía no me preocupa. El margen de libertades políticas para los árabes en Israel es ahora más amplio de lo que era antaño. Nosotros, los árabes-israelíes, vivimos dentro de la línea verde y tenemos derechos políticos.

P. Como israelí de la comunidad árabe, ¿cuál es el principal conflicto que tiene con la comunidad judía?

R. Nosotros los árabes tenemos un contencioso con el carácter judío del Estado de Israel, porque consideramos que debe ser un Estado no solo exclusivamente para los judíos, sino para todos sus ciudadanos. No trato de cuestionar el carácter del Estado judío porque los judíos son mayoría en este país, pero por definición Israel no puede ser el Estado de los judíos de todo el mundo.

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P. ¿Es entonces usted un antisionista?

R. Sí, soy antisionista. Son los israelíes a través de su propia experiencia, vivida en Israel, los que deben configurar una nacionalidad, que es la nacionalidad judía-israelí. Yo prefiero llamarla nacionalidad hebrea, y que se define por su lengua, su cultura, su economía o el Ejercito. No estoy de acuerdo con que este Estado lo sea de todos los judíos, porque esto es ahistórico y místico. Ser judío es participar de la religión judía, nada más, y, sin embargo, la persona que se convierte al judaísmo acaba siendo más ciudadano de Israel que yo, que he nacido aquí. Es un concepto medieval, totalmente místico.

P. ¿Qué significado tiene su candidatura?

R. Es un desafío al carácter sionista del Estado, una declaración de intenciones, un experimento muy importante. Toda la discusión que se ha creado en torno a mi presencia en estas elecciones constituye un verdadero éxito.

P. ¿Cómo ha sido percibido en su comunidad?

R. Intento que mi candidatura despierte el orgullo de las minorías. Somos ciudadanos de este país y tenemos que actuar en consecuencia, sin miedo. Yo les estoy diciendo a los ciudadanos árabes de Israel que tienen poder y que deben utilizarlo.

P. Pero sea pragmático y dígame a qué candidato a primer ministro acabará apoyando en el momento de votar.

R. ¿Por qué debemos de estar a priori en el bolsillo del laborista Ehud Barak o del centrista Isac Mordejai? ¿Por que? Él [Barak] fue responsable del Ejercito israelí y mantuvo posiciones extremistas. Estuvo personalmente contra el primer acuerdo de Oslo. No me siento obligado a apoyar al Partido Laborista.

P. Pero no me negará que entre Barak y Netanyahu hay diferencias.

R. Los árabes estamos obligados a establecer una diferencia entre Barak y Netanyahu. Pero no una diferencia que nos ponga a priori en el bolsillo de Barak. Me inclino de manera pragmática a ponerle algunas condiciones si es que debemos apoyarlo. Y he de decir que Barak no ha dicho ni una sola palabra sobre los árabes. Debe dar una respuesta a algunos de nuestros problemas. Piensa que hablar con los árabes puede suponerle la pérdida de votos judíos.

P. ¿Qué opinión le merece Netanyahu?

R. Tenemos que hacer todo lo posible para que Netanyahu no gane. Es un hombre muy peligroso para Israel y para la democracia, y especialmente para los árabes. Es de extrema derecha. Es un racista.

P. Pero Netanyahu puede ser un buen instrumento para hacer aparecer las contradicciones del sistema y provocar la crisis.

R. El viejo pensamiento de que tanto peor mejor es una tontería. Creo que la guerra no es la alternativa a la paz injusta que se ha ido forjando con los árabes en estos últimos años. La alternativa es una paz mejor.

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