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El laborista Barak aspira a un triunfo en la primera vuelta electoral en Israel

Los laboristas israelíes tienen la victoria al alcance de la mano. Los sondeos electorales aseguran que el candidato de la oposición, Ehud Barak, podría convertirse el lunes en el primer ministro del país si este fin de semana consigue convencer al aspirante árabe Azmi Bishara y al centrista Isaac Mordejai para que se retiren de las elecciones, trasladando al partido laborista los votos de sus seguidores y facilitando la derrota del actual primer ministro, Benjamín Netanyahu.

"El lunes Ehud Barak será el primer ministro de Israel", aseguraban eufóricos ayer por la mañana, en víspera del día santo del shabat, los militantes laboristas, mientras en la céntrica calle Ben Yehuda de Jerusalén repartían propaganda electoral a los viandantes.El optimismo de los laboristas se basa en los resultados de los últimos sondeos electorales, publicados ayer por la prensa, que otorgan a Barak en la primera vuelta de las elecciones el 48,5% de los votos frente al 35,5% de Benjamín Netanyahu. Según estos mismos sondeos, el candidato árabe, Azmi Bishara, obtendría el 2,5% de los votos, mientras que el aspirante de centro, Isaac Mordejai, dispondría de hasta un 4,6% del electorado.

El aparato electoral de la coalición laborista (llamada Un Israel), que desde hace días está efectuando cálculos matemáticos con estos sondeos, ha llegado a la conclusión sobre el papel, de que una eventual, y muy posible, retirada de los comicios del candidato árabe y otra no tan posible del aspirante centrista significaría un traspaso de votos en favor de Ehud Barak, quien podría obtener la victoria en la primera vuelta de las elecciones del lunes 17 de mayo sin necesidad de ir a una segunda vuelta el 1 de junio. "No he tomado aún ninguna decisión, ya que en mi opinión los sondeos aún no están claros", aseguraba ayer a la prensa Azmi Bishara, el candidato árabe cristiano a primer ministro por el partido Alianza Nacional Democrática.

Recta final

Bishara anunciará seguramente su retirada de las elecciones en el último minuto, el sábado por la noche, una vez finalizado el shabat, cuando Israel se encuentre ya en la recta final de la campaña electoral, según se asegura en fuentes próximas al laborismo. Sin embargo, los emisarios laboristas no han tenido tanta suerte con respecto al candidato Isaac Mordejai, quien se resiste a abandonar la competición a pesar de que los sondeos demuestran que sus posibilidades están cayendo en picado."No me retiraré", repite una y otra vez con tozudez Mordejai, el ex ministro de Defensa de Netanyahu que abandonó el pasado mes de enero el Gobierno del Likud como protesta por el bloqueo del proceso de paz con los palestinos y prefirió crear su propio partido antes que dar su apoyo en la reelección del primer ministro.

Los compañeros de lista de Mordejai, entre los que se encuentra el exalcalde de Tel Aviv, Roni Milo y Dalia Rabin, la hija del asesinado primer ministro Isaac Rabin, están presionando con insistencia a Mordejai para que retire su candidatura a primer ministro y facilite la llegada al poder del laborista Ehud Barak, poniendo así punto final al liderazgo de Netanyahu. Netanyahu, candidato del partido Likud, trataba ayer por todos los medios de dar un giro a la situación. El primer ministro confía en que las maniobras políticas de Barak, pidiendo a sus rivales que le dejen el camino libre, no surtan efecto y que no gane en la primera vuelta de las elecciones.

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Contra todo pronóstico

"Los sondeos son malos, pero si hay una segunda vuelta, el 1 de junio, Netanyahu podría volver a ganar", aseguraban ayer en fuentes cercanas al equipo electoral del primer ministro, mientras insistían en la fragilidad de los sondeos, recordando que en las elecciones celebradas el 29 de mayo de 1996, el partido Likud alcanzó la victoria a pesar de todos los pronósticos, que auguraban lo contrario.Inasequible al desaliento, el aparato electoral del Likud, en coordinación con las organizaciones de ultraortodoxos judíos, ha puesto en marcha una operación consistente en traer desde Estados Unidos a votantes de confianza ofreciéndoles a cambio espectaculares rebajas en el precio de los billetes. Los primeros expedicionarios llegarán a Israel el próximo domingo, pero se espera que el grueso lo haga el mismo lunes. Estas vacaciones político-religiosas les habrán costado algo menos de 200 dólares (unas 30.000 pesetas), una cuarta parte de lo que cuesta el billete habitual.

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