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Pekín autoriza una fuerte presencia del sector de telecomunicaciones de EE UU en su mercado

La Casa Blanca y el primer ministro chino, Zhu Rongji, se esforzaron ayer por seguir manteniendo un ambiente constructivo, pese a no haber conseguido llegar a un acuerdo para el ingreso del gigante asiático en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la gran cantidad de conflictos que avinagran las relaciones entre Washington y Pekín. Zhu ofreció compensar el enorme déficit comercial de EE UU respecto a China a través de la exportación a su país de tecnología norteamericana especializada en medio ambiente.Bill Clinton y Zhu reconocieron, en una conferencia de prensa conjunta celebrada el jueves por la noche, que no llegaron a ningún acuerdo para la incorporación de Pekín a la OMC, el principal objetivo de la visita a Washington del primer ministro chino. Pero consiguieron algunos avances comerciales. Para sorpresa de sus anfitriones, Zhu abrió el mercado chino a los gigantes estadounidenses de las telecomunicaciones, aceptando la posibilidad de que lleguen a controlar hasta el 49% del sector de los teléfonos celulares y de Internet.

Pero Zhu se negó a permitir que las firmas de Wall Street operen libremente en las bolsas de China y a renunciar a la limitación de películas de Hollywood que se ven en sus cines; lo último, por la necesidad de evitar la "contaminación cultural". En cambio, Clinton y Zhu anunciaron que se doblará el número de vuelos comerciales entre ambos países.

En un acto celebrado ayer en Washington, en el segundo día de su visita, Zhu, al que acompañaba el vicepresidente Al Gore, sugirió que el medio ambiente puede ser un elemento clave para afrontar el problema de los 57.000 millones de dólares anuales de déficit norteamericano en sus relaciones comerciales con China. Aunque Pekín considera que esa cifra es exagerada, Zhu se declaró dispuesto a intercambiar superávit comercial por un medio ambiente más sano. "Seré feliz si eso ocurre", dijo. Gore, muy sensible a los temas ecologistas, aceptó la propuesta para que EE UU exporte a ese país su última tecnología para luchar contra la contaminación.

Muralla de diferencias

Ese tono positivo volvió a subrayar que la Casa Blanca de Clinton y el actual liderazgo chino desean aumentar su cooperación, pese a una muralla de diferencias. La visita de Zhu las ha refrescado todas, desde el espionaje chino de secretos nucleares norteamericanos, pasando por los derechos humanos y Taiwan.El primer ministro rechazó en la capital norteamericana la petición de Clinton para que Pekín proclame que renuncia a la fuerza en su deseo de reincorporar Taiwan. Zhu también denunció la existencia en Washington de un clima contrario a China, que atribuyó a determinados sectores políticos y periodísticos. Negó que su país intentara en 1996 comprar influencia política en EEUU suministrando dinero a las arcas electorales de Clinton y que haya robado secretos militares norteamericanos.

Clinton, por su parte, insistió en su desacuerdo con la política de derechos humanos de Pekín, su deseo de que China resuelva pacíficamente el contencioso de Taiwan y su sugerencia de que negocie directamente con el Dalai Lama el futuro de Tíbet.

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