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Entrevista:

El avance en el conocimiento de la lengua catalana conduce a la consolidación de una sociedad bilingüe

VIENE DE LA PÁGINA 1 Los castellanohablantes no dejan de serlo sólo por el hecho de saber catalán, e incluso el castellano gana terreno entre los catalanohablantes. El contrapunto es que, al menos según la percepción de los padres, cada vez se utiliza más el catalán en la relación entre padres e hijos. El avance en el conocimiento del catalán está consolidando paradójicamente el bilingüismo real porque disminuye el número de monolingües castellanohablantes. Además, el 16% de la población evita escoger entre el castellano y el catalán cuando se le pregunta por su lengua habitual, y opta por declararse bilingüe. En la encuesta de 1993, sólo el 1% se decidía por esta opción, si bien en aquella ocasión el cuestionario no incluía tal posibilidad explícitamente. Al incluirse en 1998, el porcentaje de personas que se considera más bien catalanohablante ha descendido del 50% al 41%, mientras que el de personas más bien castellanohablantes lo ha hecho en menor medida: del 49% al 43%. La consolidación del bilingüismo se explica también por el aumento de la indiferencia en materia lingüística. La encuesta muestra claramente que crece el número de personas que quitan trascendencia a la lengua que se utilice. El porcentaje de personas a las que es indiferente el idioma que se hable en los actos públicos ha pasado del 36% al 44%. Lo mismo sucede en el consumo televisivo y en la lectura: el 47% de ciudadanos no tiene ninguna preferencia lingüística a la hora de ver la televisión, cuando en 1993 representaban el 41%, mientras que al 30% de las personas no les importa si leen en catalán o en castellano, el 7% más que en 1993. Asimismo, el 82% afirma que le es indiferente la lengua que hablen las personas con quien se relaciona, 12 puntos más que en la anterior encuesta. Este avance del bilingüismo se produce a costa tanto de los catalanohablantes como de los castellanohablantes, lo cual comporta un descenso añadido del riesgo de conflictividad social. La percepción mayoritaria es que no existen en Cataluña problemas originados por la existencia de dos lenguas y hay un alto grado de consenso sobre la necesidad de potenciar ambas. Así, crece el número de ciudadanos que consideran que toda persona que trabaja en Cataluña debería, al menos, entender el catalán (del 91% al 93%), pero también aumenta el apoyo a la petición de que los servicios públicos en Cataluña deberían usar tanto el catalán como el castellano: pasa del 89% al 95%. El 90% de los catalanes no nacidos en Cataluña afirma que actualmente no tiene ningún problema por motivos lingüísticos; el 5,9% asegura que a veces sufre alguno, y el 4% dice tener problemas. Y sólo el 8% de la población considera que las personas que viven en Cataluña sin entender el catalán encuentran muchas dificultades, si bien el 51% admite que puede tener algunas dificultades. Asimismo, la opción preferida para la enseñanza básica es repartir a partes iguales las clases en catalán y en castellano. Sólo el 1% exige que las materias se impartan exclusivamente en castellano y el 33% aboga por un modelo que incluya la mayor parte de la docencia en catalán y algo en castellano. Pese a ello, el 46% considera que la política llevada a cabo por la Generalitat para fomentar el catalán es la correcta.

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