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Testigos de la matanza de Uganda afirman que los ocho turistas murieron a machetazos

Isabel Ferrer

Robin Cook, ministro británico de Exteriores, acudió ayer a la Cámara de los Comunes con un mensaje bien sombrío. Ocho turistas, originarios del Reino Unido, Nueva Zelanda y Estados Unidos, murieron a machetazos en el parque nacional Bwindi, situado al sur de Uganda. Habían ido allí a fotografiar gorilas cuando fueron secuestrados por la guerrilla de Ruanda, el país vecino. El Alto Comisariado británico en Kampala, la capital ugandesa, cree que se trata de los escuadrones de la muerte formados por rebeldes hutus y conocidos como Interahamwe[los que matan juntos].

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Los cuerpos de las víctimas fueron trasladados ayer para su identificación a la propia Kampala. Testigos presenciales, entre ellos uno de los seis turistas que lograron escapar, han señalado que tenían el cuerpo destrozado por los tajos del machete y que una de las mujeres fue violada. Ante la evidencia del asesinato, se ha descartado que el grupo pereciera en un tiroteo entre las tropas de Uganda y los propios guerrilleros.Todo empezó el pasado lunes, cuando cerca de 100 rebeldes hutus armados con machetes, rifles de asalto y granadas secuestraron a 31 turistas extranjeros de tres campos de recreo al oeste de Uganda. Una vez reunidos todos en uno de los campos, los secuestradores seleccionaron a sus rehenes y sólo mantuvieron secuestrados a 14 turistas, a los que condujeron hacia la frontera con la República Democrática del Congo (RDC).

Sólo seis de ellos conseguirían sobrevivir. El relato de Linda Adams, una estadounidense de 54 años que escapó a sus captores hutus, servirá ahora para reconstruir en parte los hechos. Según ha declarado al vespertino Evening Standard, la tragedia empezó a fraguarse a las pocas horas del secuestro. "Uno de los británicos, que era muy joven, tenía las uñas de los pies moradas de tantos golpes. Los que fueron sorprendidos sin zapatos ya no se los pudieron poner más". Ella tuvo más suerte. Fingió un ataque de asma y salió ilesa.

Selección de rehenes

De sus declaraciones se deduce también que la guerrilla ruandesa escoge a los rehenes que les parecen más valiosos. Nacionalidades como la británica o la estadounidense son las preferidas. En el grupo original de turistas había daneses y suizos, que no merecieron su atención. La propia Linda Adams asegura que un muchacho salió ileso porque dijo que era australiano. Según su doble pasaporte era también ciudadano de Estados Unidos. "No supo que país elegir y dijo Australia. Creo que eso le salvó", ha señalado.Las declaraciones del embajador británico en Kampala refuerzan esta tesis. Michael Cook explicó ayer que los rebeldes aseguraron haber cometido estos actos para denunciar la política puesta en práctica por Estados Unidos y el Reino Unido en la RDC. El embajador señaló que los milicianos "afirmaron que se trataba de una protesta contra el supuesto apoyo de los británicos y los estadounidenses a la intervención de Uganda y Ruanda en la RDC".

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Todo el grupo turístico participaba en un safari fotográfico en busca de los mismos gorilas estudiados por la naturalista estadounidense Dian Fossey, asesinada por cazadores furtivos. Las agencias de viajes no descartan que la atracción de la película Gorilas en la niebla, que retrata su vida y violenta muerte, sea una de las razones por las cuales hay cada vez más extranjeros en parajes antes poco solicitados, como el parque nacional Bwindi.

Situado al sur de Uganda, el parque linda con sus tres países vecinos, la República democrática del Congo, Ruanda y Tanzania. Para intrépidos viajeros ávidos de emociones fuertes parece el lugar ideal. Sin embargo, el bosque que esperan cruzar no sólo alberga algunos de los últimos gorilas en libertad del mundo. Su espesa vegetación lo hace casi impenetrable y muy adecuado para ocultarse. De ahí que se haya convertido en el refugio preferido de los rebeldes hutus que, en 1994, participaron en el genocidio que acabó con cerca de un millón de tutsis ruandeses, la etnia rival.

Después de aquella ejecución masiva, los hutus fueron expulsados de Ruanda por el ejército tutsi, apoyado en este caso por Uganda. Instalados en el Zaire cuando éste se convirtió, en 1997, en la República Democrática del Congo, acabaron formando una alianza con su presidente, Laurent Kabila. Paradójicamente, el Gobierno de mayoría tutsi de Ruanda le había ayudado a hacerse antes con el poder creyendo que contendría a los hutus. Kabila tenía otros planes. Expulsó a los tutsis de la República del Congo y pactó con los rebeldes hutus de la propia Ruanda. Miles de éstos fueron entrenados como soldados en las filas del ejército fiel a Kabila.

Los escuadrones de la muerte que se suponen autores del asesinato de los turistas han patrullado por la frontera de los tres países emboscando vehículos extranjeros y secuestrando a sus ocupantes. El episodio más reciente se remonta a la pasada semana y en el mismo perdieron la vida siete personas que viajaban en un convoy.

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