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Entrevista:

"Aznar agotará la legislatura con el mismo Gobierno"

Javier Casqueiro

Pío García Escudero, de 46 años, arquitecto, nunca se exalta. Sólo pierde su suave tono centrista cuando polemiza sobre toros. Tampoco se niega nunca a los mandatos de su jefe. Ahora se teme lo peor, que José María Aznar vuelva a llamarle para tapar un agujero, y se resiste: "Virgencita, que me quede como estoy".Pregunta. ¿Esta catarata de especulaciones sobre el posible cambio de Gobierno no perjudica el teórico objetivo del congreso del PP de confirmación del centro y de elaboración de propuestas para el siglo XXI?

Respuesta. No, porque todas esas especulaciones siempre se vinculan al congreso y a los cambios en la organización del partido y también al nuevo impulso que se quiere dar al PP en el programa ideológico, que tiene que plasmarse en las nuevas caras e incluso en la acción del Gobierno.

P. ¿Qué credibilidad y razón da a estas especulaciones?

R. Ni les doy ni les dejo de dar. Si volvemos al terreno de la lógica, a pesar de las fantasías que se están publicando, parece normal que si en el congreso va a haber cambios en los órganos de dirección y si en éstos puede ir alguien del Gobierno, porque lo que se está buscando es que no coincidan puestos en el Gobierno y en el partido, pues tendrá que haber una crisis de Gobierno. Estamos simplemente especulando porque el que tiene que decidir y proponer no ha manifestado todavía nada.

P. ¿No cree que José María Aznar es el que ha desencadenado más que nadie estos rumores al alentar con sus palabras ambiguas estas quinielas y no desmentirlas como hacía hasta ahora?

R. Yo todavía dudo de que de las manifestaciones que ha hecho se pueda desprender rotundamente que va a haber una crisis de Gobierno. Otra cosa son las interpretaciones. Podemos encontrarnos que llegamos al congreso y no ha habido crisis, que pasa el congreso y tampoco la hay, o me puedo equivocar y sí se produce un cambio de Gobierno. Yo, por sus manifestaciones, aún no he visto ningún indicio viable de que esto va a ser así. Lo que pasa es que hay tanta expectativa, le preguntan tanto por el tema, que él contesta con un ni sí, ni no, ni todo lo contrario.

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P. Pero hasta hace unos días respondía siempre tajantemente que no, que quería agotar con este Gobierno la legislatura.

R. Y yo sigo pensando que su idea es ésa, que va a agotar la legislatura y que su idea primitiva de seguir con el mismo Gobierno permanece. A no ser que tenga que hacer realmente algún cambio porque un miembro del Gobierno pase a ocupar un cargo de responsabilidad en el partido.

P. ¿Ve factible que se llegue al congreso sin que se conozca el nombre del secretario general?

R. No. Yo ahí sí creo que ha dado un indicio muy claro de que el nombre se conocerá unos días antes del congreso.

P. ¿No es una concesión excesivamente presidencialista que todos los dirigentes del PP, desde Francisco Álvarez Cascos hasta cualquier ministro, desconozcan las intenciones de Aznar sobre la renovación de caras?

R. Si vamos a los estatutos del partido vemos que en un congreso, el acontecimiento más importante de un partido, se renuevan los órganos directores en un sistema de elección. Se presentan candidatos a la presidencia de un partido y ellos van acompañados por una serie de nombres para conformar el comité ejecutivo, el órgano más importante. Esa decisión de presentar la candidatura a la presidencia de un partido con un equipo es muy personal.

P. ¿Puede haber ahora algún dirigente del PP que sepa lo que de verdad propondrá Aznar?

R. El propio Aznar.

P. ¿Y le parece democrático?

R. La democracia no está en la propuesta, sino en el sistema de elección, que es totalmente participativo porque en el congreso habrá 3.000 compromisarios que representan por elección, en lista abierta, a 600.000 militantes.

P. ¿Qué criterios le ha marcado Aznar para la organización de este congreso?

R. Ninguno en particular. Que salga lo mejor posible. Que el diseño corresponda a lo que se persigue. Que el contenido más importante esté en las ponencias. Y que se corresponda todo a las expectativas levantadas.

P. ¿Le preocupa que tanta expectativa, a dos semanas del cónclave, se vea luego defraudada?

R. Me parece muy bueno que se haya levantado tanta expectación, que responde al interés por saber cuál es el discurso del principal partido de España, que es un partido de Gobierno, en el cual el presidente ha planteado un nuevo avance ideológico.

P. ¿En qué cuestiones concretas apreciarán los ciudadanos que el PP se confirma como el gran partido de centro?

R. En el perfil ideológico que salga del congreso, en las caras de los nuevos órganos de dirección y, sobre todo, el día después, cuando se empiece a actuar desde el partido y el Gobierno.

P. ¿Dónde se pone el límite el PP para avanzar por el camino del centro hacia la mayoría del electorado? ¿Hasta la Tercera Vía de Tony Blair?

R. No hay límites ideológicos de avance ni hacia la izquierda ni hacia la derecha. Nuestro planteamiento es nuevo y surge en el año 1990, cuando el presidente apostó en Sevilla que para ser la primera fuerza política y un partido con posibilidades reales de Gobierno había que avanzar por el camino del centro ideológico. Es consecuencia también de la evolución de las ideologías clásicas en España y en el mundo. En estos nueve años se han transformado las tradicionales de izquierdas y la liberal capitalista, se han suavizado, se ha producido un equilibrio hacia el centro. El fenómeno en España es muy similar al de Gran Bretaña o Alemania. La única diferencia es que Aznar es presidente mucho antes que Blair y Schröder.

P. ¿Hay barones en el PP como se reconocen en el PSOE o ustedes no creen en el peso territorial de determinados dirigentes autonómicos?

R. El gran valor y el secreto del éxito del PP desde 1990 está en que hay una gran unidad y coincidencia entre todos los afiliados en cuanto al camino que se marcó Aznar. Eso refleja una buena dirección. Cuando las cosas van bien, cuando todo el mundo está de acuerdo, realmente no podemos hablar de familias ni de baronías ni de nada. Hoy por hoy, sólo podemos hablar de consenso y una gran coherencia de discursos.

P. ¿Los nuevos máximos dirigentes del PP deberían dedicarse en exclusiva a esas tareas con incompatibilidad con el Gobierno?

R. El diseño que se ha hecho es ése, como se plantea en la conformación de la ponencia de estatutos, para adaptarse a un partido de Gobierno. El secretario general y los cuatro nuevos coordinadores se dedicarán en exclusiva al partido. No es malo tampoco que en las vicesecretarías permanezca gente del Gobierno para coordinarse mejor.

P. ¿Es lógico que el PP cambie a su máximo ejecutivo, el actual coordinador Ángel Acebes, en vísperas de un año tan electoral?

R. La mejor respuesta a esa pregunta se podría dar después del congreso y tras analizar el perfil del secretario general, que tengo muy claro: una persona que conozca perfectamente el partido, que tenga un cierto talante, que sepa escuchar y, sobre todo, que sepa explicar y tenga una cierta mano izquierda y autoridad. Si a mi me preguntan cuál es el perfil ideal del secretario general, yo, personalmente, respondo que Ángel Acebes.

P. Cuando se discutió el lema del congreso, ¿por qué se descartó la palabra "centro" por otras como "España" y "nuevo siglo"?

R. Un eslogan contiene pocas palabras porque debe ser un mensaje muy directo. Cuando lo debatimos, barajamos varios conceptos que no cabían todos en una frase. Al final, optamos por abandonar los que ya se han transmitido suficientemente, como el centro, y abordar otros a los que ahora damos mayor importancia para resumir la idea del congreso. Con la entrada en el nuevo siglo simbolizamos el momento apasionante y de evolución que vivimos. Han variado muchísimo las circunstancias, como refleja Rodrigo Rato en su ponencia sobre la globalización y con la entrada en el euro.

P. Hablando de Rato y del nuevo núcleo de notables del PP, ¿cree que de esos nueve miembros del Comité de Dirección podría extraerse el candidato a suceder a Aznar en el siguiente congreso?

R. Ese tema ahora ni se plantea. Y está claro que Aznar tiene un compromiso de Gobierno de ocho años, por lo que el límite está en el 2004. Nuestro próximo congreso será en el 2002. Por tanto, hablar de sucesores es ciencia ficción y futurología, aunque podría ser, por proximidad, porque quedarían todavía dos años. Podría darse la circunstancia de no ser y convocarse un congreso extraordinario en el 2004. Si se trata de hablar de nombres, el PP reúne la mejor plantilla preparada de la democracia española. En ese momento, dentro de cinco años, habría un Rodrigo Rato, un Jaime Mayor, un Alberto Ruiz-Gallardón, incluso gentes que hoy no destacan, que podrían optar perfectamente.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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