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Entrevista:ANDALUCÍA, SIGLO XXI

"Las fronteras sólo sirven para marginalizar a los pobres"

Tereixa Constenla

MICHELINE DUSSECKESCRITORA Y MÉDICA Hace 31 años que dejó atrás Haití, su casa, para estudiar Medicina. Pero mantiene vivo el recuerdo del Caribe más desconocido en España a través de la literatura. Dusseck, una de las pocas mujeres presentes en el Foro, cree que Andalucía debería entrar en el siglo XXI mirando "atrás" para favorecer la integración multicultural.Pregunta. La multiculturalidad es casi tan vieja como el mundo. ¿Cuál debe ser el rasgo novedoso a las puertas del nuevo milenioI? Respuesta. Sería bueno para el siglo que viene que Andalucía mirara atrás, estudiara lo que tiene de otras culturas y se prestara más a participar y favorecer la integración de otras culturas en su futuro. En otros países de Europa hay más integración de otras razas en sus sociedades que la que existe en Andalucía. P. ¿A qué cree que obedece? R. Creo que se debe a la política que tuvo España como país colonizador, que no ha sido la misma que la de Francia o Inglaterra, aunque ha tenido sus lados bueno y malo. La metrópoli, en el caso español, se mantenía al margen de las colonias y no fomentaba el flujo de vuelta. La política de Francia, por ejemplo, favoreció que la gente se sientiera identificada con la cultura del colonizador. En España, no. P. ¿Qué errores se deberían corregir cara el nuevo milenio? R. En su intento por europeizarse, España le da la espalda a Africa. Hay muchos artistas africanos que se van a París para lanzarse, aunque España está más cerca. En Andalucía consideran un insulto que les digan que tienen muchas cosas en común con África. Lo vergonzante de África es la pobreza, pero existe una gran riqueza cultural. Habrá que modificar la Ley de Extranjería para adaptarla a las nuevas necesidades y a los nuevos tiempos. Tiene que haber unos límites a la inmigración, pero muchas veces la gente se ve obligada a tirarse al mar. Ciudadana del mundo P. ¿Achaca el rechazo a un racismo ideológico o económico? R. A las personas de piel oscura con cierto nivel económico no se les mira mal. A los que se mira mal es a los de las pateras o a los que vienen a trabajar a la fresa, aunque sea un trabajo necesario. Si no estuvieran, la agricultura se resentiría de ello. P. En lo económico la globalización ha derrumbado fronteras. ¿También deberían caer las que cierran el paso a las personas? R. Puede que, por mi estatus de inmigrante, me considere ciudadana del mundo. Me duele tanto lo que le pase a un andaluz como a un americano; me quejo por igual de lo que hacen los poderosos y los políticos, a los que sólo interesa el poder. El político debería ser como un sacerdote, y la política nunca debería servir para los intereses personales. Se deberían flexibilizar las fronteras para personas. Mientras le ha interesado a Europa, no ha habido fronteras que se le resistan, como demostró durante las colonizaciones. La brecha que hay entre Occidente y los países subdesarrollados se está agrandando para servir los intereses de unos cuantos. Las fronteras sólo sirven para marginalizar a los pobres. En mi país, Haití, ocurre eso, las fronteras se mantienen cerradas para que los poderosos puedan seguir con la mano de obra barata. P. ¿Es optimista, a pesar de todo, ante el siglo XXI? R. Soy de naturaleza optimista, pero es difícil, siempre y cuando exista Estados Unidos. La falta de bipolarización política nos hace perder las esperanzas. Estamos bajo la bota de Estados Unidos, y no me gusta nada. Hace que mi vida no sea lo que hubiera querido. P. Además será difícil construir una sociedad más justa y solidaria si los valores que triunfan son egoístas, como el individualismo o la competitividad. ¿Cómo cambiarlos? R. Con los medios de comunicación poniendo énfasis en los movimientos de mucha gente. He visto gente en huelga de hambre por problemas graves o tiendas de campaña para defender el 0,7, que me ponen los vellos de punta, y a eso no se la da la importancia que se merece en los medios de comunicación. Los gobiernos utilizan los medios de comunicación para embrutecer más al pueblo. Conquistas feministas P. ¿Cree que también se uniformizarán las sociedades en el aspecto religioso? R. Me interesa muy poco. La religión hace muy poco por ayudar a los pobres. Aunque me ha gustado el gesto del Papa Juan Pablo II de organizar un viaje a Cuba. Fue un respiro, un gesto que permite una apertura, tanto para el Gobierno como el pueblo cubano. Pero hay muchos fanatismos; muchas guerras son por culpa de las creencias. La religión hace más daño que bien, en cuanto a las masas. Tal vez sirva en el aspecto individual. P. ¿Le molestó, como participante del Foro Andalucía Nuevo Siglo, la polvareda política levantada por algunos partidos de la oposición? R. No mucho, pero no estoy muy de acuerdo. Cuando un partido está en el poder es objeto de críticas por la oposición. Somos un grupo de gente que hemos ido sin pensamientos políticos para intentar aportar algo al futuro de Andalucía. Sólo tratamos de estrujarnos el seso para el bien de Andalucía. P. Está muy vinculada a organizaciones feministas, ¿cree que el XXI será el siglo de la igualdad real? R. El tema de la mujer está en muy buen camino. Las mujeres están compitiendo en muchos puestos en el mundo cultural o laboral, que estaban limitados al hombre hasta ahora, aunque no se debe a que la sociedad haya ayudado. Esas conquistas se deben a la labor de las mujeres. La política está siguiendo la corriente a la sociedad. Son conquistas y avances a base de luchas individuales. En el Foro, por ejemplo, sólo somos 23 mujeres. Nos hemos quejado de la escasa presencia, pero vamos a intentar hacernos fuertes, aunque tampoco creo necesario un grupo exclusivo para abordar el futuro de la mujer. P. ¿Añora Haití? R. Mucho, aunque estuve hace un mes. Haití, aunque fue colonia española antes de ser francesa, no se conoce bien aquí. El problema de mi país, igual que el de otros del mundo subdesarrollado, es que no tiene cerebros, todos se marchan. Eso hace que se empobrezcan todavía más. Pero yo ya no soy de allí ni soy de aquí... ya no soy de ninguna parte. Es muy duro el sentimiento de desarraigo, y cada vez lo siento más.

"La brecha entre Occidente y los países subdesarrollados se está agrandando"

Micheline Dusseck Médica, 52 años. Llegó a Cádiz en 1967 para estudiar Medicina. Posee la nacionalidad española desde 1977. Finalista del Premio Lumen en 1996 con la novela Ecos del Caribe.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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