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Reportaje:

Un teléfono para el "patito feo"

Una ONG monta actividades en la Casa de Campo para financiar su número de ayuda a la infancia

Antonio Jiménez Barca

Los niños que son víctimas en clase de todas las bromas pesadas, que cargan con motes eternos como "gordo" o "gafotas" marcan mucho este número. El teléfono gratuito de la Asociación de Ayudas a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) lo utilizan también, además de los pequeños ridiculizados en clase, los niños hechos un lío que piden la dirección de Dios, o los que no se aclaran con los primeros deberes de matemáticas de su vida. O los que sacan malas notas, o los que padecen abusos sexuales. Algunos marcan el 900 202010 y dicen que han suspendido lenguaje y cuando han cogido confianza (no debe ser fácil llamar a un desconocido cuando se tienen diez años y un infierno en la cabeza) se atreven a confesar que su padre les viola.La asociación recibe 400 llamadas al día. Hay una norma que se cumple a rajatabla: el niño manda, su confianza es sagrada y a no ser que dé permiso, no se denuncia nada a la policía. También garantizan al pequeño el anonimato. Para pagar todo esto (el presupuesto anual de la asociación es de 290 millones de pesetas), ANAR recurre a las ayudas oficiales, pero también a los mecenazgos con imaginación: colaboran con clínicas dentales para que los clientes de éstas colaboren a montar actividades lúdicas cuya entrada sirve para sumar fondos. ANAR ha organizado, en colaboración con Disney, un miniparque de atracciones en la Casa de Campo (Pabellón XII, metro Lago) que permanecerá abierto hasta el 18 de septiembre, de once de la mañana a nueve de la noche. El precio, 700 pesetas; el objetivo, que los niños se diviertan y sus padres contribuyan.

Paloma Cabello, presidenta de esta asociación, que lleva funcionando cuatro años y actúa en cuatro países, comentó ayer que buscan recursos de una forma original "porque pidiendo en la calle ya hay muchas organizaciones y todas con una buena causa".

Cabello explica que además del teléfono del menor, ANAR gestiona hogares infantiles "para niños que nadie quiere adoptar". Son pequeños minusválidos o jóvenes delincuentes que pocos se atreven a llevar a su casa.

El número, que los interesados se pasan unos a otros por el sistema de boca a oreja, funciona 24 horas al día. Un total de 132 personas se turnan para responder a pequeños agobiados o deprimidos. "A veces llaman y no hablan, se quedan escuchando porque les oímos respirar, pero no hablan; entonces les decimos que si no quieren ese día que llamen otro y que cuenten". Cabello relata problemas de anorexia, de falta de amigos, de soledad y de amargura soportadas con muy pocos años. Si el patito feo llamara por teléfono, marcaría ese número.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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