¿Cómo es posible?
Se dice que una imagen vale más que mil palabras, y qué gran verdad es, sobre todo en una sociedad dominada por los medios de comunicación como en la que vivimos y en la que todo nos entra por la vista.En la publicación de la edición internacional de EL PAÍS número 792 había una fotografía que reflejaba la catástrofe que está teniendo lugar en Sudán que me produjo una fuerte impresión. Estuve observándola durante minutos en estado de shock preguntándome cómo era posible que los hombres pudiesen crear tanto sufrimiento a sus semejantes; cómo era posible que unos cuantos pudiesen tomar en sus manos las riendas de las vidas de personas inocentes y manipularlas y usarlas en pro de sus propios intereses; por qué ha sido sólo después del Mundial de fútbol que este drama ha empezado a despertar el interés internacional.
Me duele el corazón de saber que en estos momentos miles de personas mueren y sufren de forma irremediable. ¿Qué mundo es éste en que un pollo en una sociedad desarrollada disfruta de más privilegios y derechos que un bebé en Sudán?, por nombrar un ejemplo.
Desearía cambiar el mundo, pero me siento impotente e insignificante. Desearía ser lo bastante valiente como para poder trasladarme a estos lugares para ayudar y aliviar a estas personas, pero desgraciadamente no lo soy. También yo soy producto de esta sociedad.
A pesar de todo creo que mientras haya gente que, como yo, no pueda recibir este tipo de noticias sin que algo dentro de ellos se les revuelva, hay esperanza. ¡Dejemos la impasividad y protestemos contra estas injusticias! Hay muchas formas de ayudar.-
