La OTAN aprueba el uso de la fuerza militar en la provincia serbia de Kosovo
La avalancha de nuevos refugiados y desplazados como consecuencia de los enfrentamientos en la provincia serbia de Kosovo ha llevado a la Alianza Atlántica y a la Unión Europea a lanzar sendos llamamientos para que se ponga fin a los combates entre las fuerzas serbias y la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). La OTAN, según el Departamento de Estado estadounidense, ha aprobado ya planes para un eventual uso de la fuerza militar para contener la deriva de la crisis de Kosovo, que cada vez recuerda más al desastre que sufrió Bosnia. Los planes militares, sin embargo, deben aún concretarse.
James Rubin, portavoz del Departamento de Estado, confirmó ayer que la OTAN "ha aprobado una serie de planes para el uso de fuerza militar [en Kosovo]" y añadió que Javier Solana, secretario general de la Alianza, "ha solicitado una mayor concreción de esos planes, recientemente aprobados". La Unión Europea, mientras tanto, sigue esperando respuesta a la carta enviada el pasado fin de semana por el ministro de Asuntos Exteriores de Austria al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, reclamándole que cumpla su promesa de poner fin a la ofensiva de las fuerzas serbias en la provincia de mayoría étnica albanesa. En Kosovo, largas columnas de campesinos aterrorizados huyen de los enfrentamientos entre las fuerzas serbias y los guerrilleros del ELK en el centro del país a bordo de tractores y carretas con ramas a modo de camuflaje. Según las Naciones Unidas, unas 200.000 personas -el 10% de la población de Kosovo- se han visto desplazadas por los combates y bombardeos desde el pasado mes de marzo. En los últimos 10 días, el recrudecimiento del conflicto ha supuesto el éxodo de otros 35.000 civiles, que han tenido que abandonar sus casas y pertenencias. En un comunicado difundido a última hora de la tarde de ayer, el Ejército serbio señaló que "varias decenas de terroristas y dos militares yugoslavos" habían muerto durante la jornada en combates registrados al oeste de Kosovo, cerca de la frontera con Albania. La policía serbia no deja pasar a los informadores que tratan de llegar a las carreteras situadas al oeste de Pristina.
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