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El fiscal mantiene la acusación por la intoxicación con clenbuterol

El juicio contra tres ganaderos acusados de engordar ganado con clenbuterol en 1992 y causar la intoxicación de 160 personas quedó ayer visto para sentencia. El fiscal mantuvo la acusación por los supuestos delitos de imprudencia y contra la salud pública contra Antonio Navío, propietario de la granja Can Joandó, en Santa Eulàlia de Ronçana; Francisco Margarit, gerente de Diana, SAE de Piensos, y José Beltrán Beltrán, dueño de la granja Mas Sabaté, en Llagostera. Para ellos reclama penas que suman 11 años de prisión y multas de 6,5 millones de pesetas, además de indemnizaciones a las 48 personas que hubieron de ser hospitalizadas por taquicardias, temblores y dolores de cabeza. Las defensas solicitan la absolución por entender que no se ha podido demostrar en el juicio que la carne adulterada procedía de los ganaderos acusados ni que ésta originase las intoxicaciones. En la última sesión del juicio delcararon el gerente y el veterinario del matadero de Sabadell en el que se sacrificaron los animales que supuestamente provocaron la intoxicación. Los testigos no aclararon si la carne que salió de esa instalación especifica la procedencia del animal y si iba debidamente identificada.

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