Silencio y fiesta en la biblioteca
La idea de la Junta de Andalucía de obsequiar a todos los usuarios de sus 650 bibliotecas públicas con el volumen Poetas andaluces de la Generación del 27, resultó un reclamo infalible. A lo largo de toda la mañana de ayer, en la céntrica Biblioteca provincial de Cádiz, las peticiones fueron tan numerosas que los encargados se vieron obligados a exigir el carné de usuario a todos los demandantes. Antonia, la bibliotecaria que atiende las fichas de una de las salas, no había visto nada igual en los dos años largos que viene desempeñando su trabajo: "Suelo hacer tres o cuatro nuevos carnés al día, pero esta mañana llevo más de 20". En contraste, la actividad de las tres plantas que comprende este edificio era aparentemente normal. Los estudiantes que preparan en estas fechas sus exámenes finales componen, un día tras otro, el grupo más numeroso. José Andrés, un joven que cursa quinto curso de Derecho en la facultad de Jerez, asegura no leer un solo libro desde hace meses. "Sólo tengo tiempo para los apuntes", afirma. Otros, en cambio, se entregan a la lectura como ejercicio lúdico. Para ellos, la celebración del Día del Libro es una fiesta silenciosa a la que se suman del mejor modo posible: leyendo. Es el caso de Marta, visitante habitual de la biblioteca, para la que el 23 de abril supone una fecha como otra cualquiera en su agenda. "Creo que el objetivo de estas celebraciones es el de acercar el fenómeno del libro a quienes no son lectores habituales", comenta esta licenciada en Filología. "Si acudo a la biblioteca, es porque los libros se han convertido en artículos caros, en algunos casos inasequibles. Eso no quita que una se sienta hoy especialmente partícipe de su defensa: no me imagino la vida sin libros".
