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Reportaje:

En busca del efecto medicinal del 'Cannabis'

Componentes de la marihuana se usan como fármacos para varios trastornos

Figura entre los fármacos más antiguos. Ya en el año 2700 AC,un vademécum chino la indicaba para tratar el estreñimiento, la malaria, dolores reumáticos y trastornos menstruales. Los británicos conocieron sus propiedades terapéuticas al conquistar la India, y en el siglo XIX la medicina occidental la adoptó por su eficacia antiemética (contra los vómitos), analgésica y anticonvulsiva. En el siglo XX esas facultades quedaron oscurecidas por la mala fama asociada a su efecto narcotizante. Ahora, al filo del tercer milenio, los méritos farmacológicos de la planta Cannabis sativa, conocida como cáñamo índico o marihuana, vuelven a concitar la atención de médicos y enfermos de diversas patologías. Arizona y California encabezan la tendencia.En estos Estados americanos se ha autorizado el uso medicinal de derivados sintéticos de uno de los principio activos de la marihuana, el THC (siglas de tetrahidrocannabinol). Allí tiene su indicación en el alivio de las náuseas sufridas por los enfermos de sida y de cáncer. En Inglaterra se administra THC diluido en aceite de sésamo con fines analgésicos, antieméticos y como estimulante del apetito en enfermos de sida. Y en Israel, otro de sus componentes, Delta 9, se indica contra los vómitos en niños con leucemia, según reveló el especialista Rapphael Mechoulan, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en el Simposio Internacional sobre Cannabinoides celebrado recientemente en Madrid, en la Fundación Ramón Areces.

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Otros posibles empleos terapéuticos se perfilan: broncodilatador en el asma; anticonvulsivo en el Parkinson y esclerosis múltiple; vasodilatador en afectados de glaucoma, e incluso como "antídoto" contra el daño neuronal causado por traumatismos craneales. Aunque por, el momento no se dispone de un cuerpo de evidencias sólidas que respalde la extensión de su uso a los mencionados casos. "Hay enfermos de esclerosis múltiple que aseguran que la marihuana atenúa sus espasmos, y enfermos de Parkinson que dicen que les alivia el temblor. Pero se trata de pacientes no controlados por médicos, y sus testimonios, por tanto, sólo tienen valor anecdótico", observa Javier Fernández Ruiz, profesor titular de Bioquímica Molecular de la Universidad Complutense de Madrid.

Problemas prácticos

Un obstáculo práctico se interpone en el camino a su pleno aprovechamiento médico: los efectos adversos. Entre los fumadores de picadura de la planta se han documentado episodios de taquicardia, desarrollo de tolerancia, y, sobre todo, una acción psicotrópica. Del síndrome de abstinencia derivado de su adicción sólo se ha constatado su levedad frente al experimentado por heroinómanos y morfinómanos. La diferencia se explicaría porque el THC "se almacena en el tejido graso del organismo y, en caso de privación, se libera lentamente en la sangre, lo cual modera los síntomas de carencia", explica Fernández Ruiz.La manera de evitar tales efectos en su uso farmacológico pasaría por el aislamiento y producción sintética del THC y demás cannabinoides medicinales. Esta estrategia viene dictada por el hecho de que "la marihuana contiene más de 70 componentes distintos, y al fumarla se producen procesos que modifican la pureza de los principios activos", señala el otro organizador del simposio, José A. Ramos Atance, profesor titular del mismo departamento de la Complutense.

La solución se ha materializado en cápsulas de administración oral de canabinoides sintéticos y análogos, entre los que se cuentan un analgésico (levonantradol), un antiemético (nabilona) y un medicamento contra el glaucoma (naboctate). ¿En dónde radican las facultades terapéuticas del THC y los demás principios activos de la marihuana? No han sido aclaradas del todo. En el glaucoma, una enfermedad causada por una elevada presión ocular que puede conducir a la ceguera, el THC facilitaría el flujo de los fluidos oculares, ayudando a disminuir la presión, aunque se ignora el-mecanismo, Similar desconocimiento envuelve su acción en Parkinson y escierosis múltiple, aunque se conjetura que los cannabinoides actúan sobre el sistema motriz del organismo, potenciando un tipo de actividad en los neurotrasmisores que está ausente en los afectados por esos trastornos del movimiento.

Mucho queda por averiguar de los canabinoides. Hay que identificar la "fisonomía" química de cada uno de ellos y estudiar su actividad específica, a fin de evaluar sus poderes medicinales y eventuales efectos. De su influencia en los trastornos de conducta, como una proclividad a la delincuencia o a lo que se ha dado en llamar el "síndrome amotivacional" o "pasotismo" en los adolescentes consumidores de marihuana, no hay pruebas concluyentes, debido a la "difícultad para deslindar el efecto de la droga de los demás factores psicológicos, económicos y sociales", concluye Atance.

El veredicto definitivo sobre los beneficios terapéuticos de los compuestos de la marihuana queda diferido a la conclusión de un auténtico programa de investigación.

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