Dos amigos y una pasión

Eduardo Bermejo Díaz, de 21 años, y Eloy Catalán Ortiz, de 16, tienen muchas cosas en común. Ambos son vecinos de la misma ciudad, Coslada, y ambos comparten el puesto de benjamines en sus familias, pero por encima de todo les une una misma pasión: la montaña. Una afición que Eduardo practica desde hace cuatro años y que llega al punto de que todo lo que se compra o le regalan está relacionado con la alta montaña.Definido por sus padres como un joven de carácter tímido, Eduardo es el menor de dos hermanos. Tras acabar segundo de BUP, empezó a trabajar y ahora es vendedor de El Corte Inglés de la calle de Preciados (Madrid). Alto, fuerte y buen conocedor de los riesgos de la montaña, el joven tiene novia desde hace dos años.

Sus padres destacan que es un buen hijo "que nunca ha dado problemas". "Siempre nos dijo que lo que él quería era morir en la montaña" comenta su padre, Ricardo Bermejo, trabajador de EL PAÍS.

Calificado por su madre, Piedad Ortiz, como un joven muy sociable y "muy amigo de sus amigos" Eloy, el menor de tres hermanos, cogió gusto por el aire libre a los cinco anos, cuando acudió por primera vez a un campamento de verano. Pero no fue sino mucho después, cuando se inició en la escalada con el novio de su hermana, montañero federado.

Guiado por esta afición, hace un año y medio empezó a practicar su deporte favorito con Eduardo, con quien ha recorrido Cotos, Navacerrada y Peñalara.

En el terreno profesional sus intereses se dirigen al campo de la cocina. De hecho, este año quiso ingresar en la Escuela de Hostelería del Corredor del Henares, y ahora está haciendo prácticas de cocina en el Palacio de Congresos y Exposiciones, donde su padre es primer jefe de cocina.