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Monjas, artesanía y polvorones

El mercado Puerta de Toledo ofrece dulces navideños hechos por religiosas de clausura.R. FRAGUAS Madrid

El invierno cierne los troncos de los árboles que rodean al monasterio de la sierra madrileña. Un aroma arcaico, a madera quemada, impregna en silencio la atmósfera. Tras las celosías del convento, los ojos de varias religiosas permanecen ensimismados en torno al fuego de un fogón donde crepita la leña. Huele a canela y almendras. Con una sartén algo abollada, ellas fríen despaio una masa todavía sin forma. Pronto se verá transformada, por su artesanía, en un sabroso pastel navideño que será luego primorosamente envasado en cajas de cartón limpio y blanco, como las tocas de las monjas.Centenares de kilos de dulces navideños procedentes de más de 200 monasterios de toda España llegan por carretera a Madrid en estas fechas navideñas. Han sido elaborados por muchas de entre las 13.500 monjas españolas que optaron por una vida de enclaustramiento monacal y que hoy aplican sus conocimientos artesanos en la fabricación de dulces navideños para procurarse el sustento cotidiano y mantener en pie sus monasterios, algunos dañados por la herida del tiempo.

Pero también a esos muros ha llegado el futuro. Una cincuentena de religiosas acaba de culminar en Madrid un curso de informática comercial promovido por el CLAUNE; se trata de un Instituto Pontificio para claustros necesitados, dedicado a procurar ayuda a las religiosas que llevan vida monacal, mediante iniciativas como la que estos días se brinda en el mercado de la Puerta de Toledo: clarisas, benedictinas, agustinas, franciscanas descalzas, capuchinas y muchas otras órdenes religiosas han enviado a este centro comercial lo mejor y lo más exquisito de sus dulces artesanos navideños: quince variadas de turrones, marquesas dulcemente polvorientas y el brillante guirlache refulgen en los estantes. Hay mazapán con miel y limón, al estilo de la localidad riojana de Soto de Cameros, elaborado por las capuchinas de Nava del Rey, considerado único; también lo son las tabletas de yema tostada de las clarisas abulenses, los polvorones acaramelados en fogones de Jerez de los Caballeros (a 595 pesetas), los turrones de trufas negras (a 950 pesetas) de las jerónimas de Constantina, en Sevilla... que anuncian sabrosos deleites, con sus registros de sanidad en regla. Bajo cada producto, carteles en gótica marcan precios ingenuos unos, elevados otros. Todo está listo para el negocio del paladar, que permitirá a las monjas aunar oración, ascesis y supervivencia con la coartada amable de la Navidad.

Claustros necesitados. Mercado Puerta de Toledo. De 10.30 a 21.00. Lunes cerrado. Festivos de 11 a 14.30.

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