Pierce Brosnan: "007 morirá solo y suicidado"
El actor irlandés se siente "orgulloso y responsable" de su nuevo Bond
Más guaperas que guapo, vuelve de comer escoltado por dos gorilas, avanzando a grandes zancadas y enfundado en un terno negro. Cuando comparece ante los cinco periodistas en su lujosa suite va en plan 007 en noche de relax: vaqueros ajustados y zapatillas con airbag, peinado con raya a fuego, camisa enseñando pecho, paquete de tabaco light. Porque Pierce Brosnan fuma, aunque en El mañana nunca muere, el nuevo filme de James Bond -segundo de su carrera y número 19 de la historia; se estrena en Navidad-, el agente secreto se ha quitado del vicio. Y lo ha hecho por decisión del propio actor, que asegura que este 007 es mucho más suyo que el de Goldeneye. Tanto, que se atreve a pronosticar el final de James Bond: "Morirá solo, enfermo del hígado, probablemente suicidado, en una isla lejana".
A Pierce Brosnan se le nota mucho más suelto en su papel de heredero de Sean Connery y Roger Moore, entre otros, que dos años atrás, cuando rodó el primero de los tres Bonds que tiene contratados. Aunque sigue pensando que Connery hizo el mejor 007 posible y afirma que ser James Bond resulta "tan halagador para el ego y beneficioso para la cuenta corriente como chistoso por lo anticuado", se ve que hoy, después de haber recaudado unos 50.000 millones de pesetas con Goldeneye, se cree mucho más el personaje: "La primera vez me limité a recitar mis frases. Ahora tengo el orgullo de haber intentado mejorarlo. Me he implicado mucho más en la película, y me siento más responsable: de pequeñas cosas como decidir que Bond no fumara -pensé en los niños- y algunos cambios en el guión. Y sí, creo que es posible hacer un trabajo de actor con este personaje: tiene un componente de dinosaurio, de héroe-reliquia, muy bonito de recrear y modernizar. Se trata de hacerlo creíble respetando toda la fantasía en la que está basado".Según enseña la media hora de película que la productora ha dejado ver a la prensa, el nuevo Bond cumple con todos los rasgos originales que le puso su creador, lan Fleming, y además se adapta con igual intención paródica y desenvoltura a los avances tecnológicos más disparatados. 007 sigue ligando y deja tiradas a chicas espléndidas, obedece cualquier orden, destroza a los enemigos más salvajes sin despeinarse, bebe vodka-martini y trata de resultar ocurrente en las peores situaciones. Pero además pilota reactores, motos con una sola mano, coches por control remoto, salta en paracaídas a 9.000 metros y 54 grados bajo cero, bucea por los abismos de los mares del sur de China...
"La vida no es perfecta", bromea el actor, "y Bond sigue siendo un gran asesino. Pero una cosa es verdad, la sangre no es real. Y su violencia está llena de humor, es tan irreal como su sexo. Me gustaría analizar más la violencia y el sexo, como hace Tarantino, pero entonces perderíamos audiencia".
Brosnan se muestra encantado con las nuevas chicas Bond, la oriental Michelle Yeoh -"Una belleza espectacular y muy buena persona"- y Teri Hatcher. Y por haber encontrado un villano alejado del tópico ruso de sonrisa congelada. Su rival, interpretado por Jonathan Pryce, es el magnate Elliot Carver, dueño de un canal de noticias y del diario Tomorrow, que tira 100 millones de ejemplares. Brosnan lo define como "un clon" de Rupert Murdoch y Ted Turner.
En cuanto al título, el actor cuenta que el original era Tomorrow never lies (El mañana nunca miente), y que un error de imprenta en Hollywood lo convirtió en never dies (nunca muere). "A los ejecutivos les gustó más. 'Implica destrucción, es más dramático', dijeron", explica el actor parodiando el acento de California, donde vive con su novia -es viudo de su primera mujer- y su cuarto hijo, Dylan Thomas Brosnan: "Su nombre es azar, no un homenaje al maravilloso poeta que bebió demasiado y murió joven".
Surgido de la serie de TV Remington steele, Brosnan ha trabajado con Tim Burton en Mars attacks y ahora rodara con Richard Attenborough The grey owl (La lechuza gris).
Pero sobre todo desea dedicarse a su pequeña productora. "Bond me permite volar en primera, pagar la hipoteca, llevar ropa buena. El éxito es fabuloso, pero alimenta la complacencia. Y yo soy un actor, me preocupa la dignidad, el respeto, la calidad. Echo de menos los tiempos del hambre. Y haciendo cine pequeño con gente joven me siento mucho más a fondo parte de lo que hago".
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