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Colapso en las matrículas universitarias del Reino Unido

Isabel Ferrer

Los nervios e interminables colas para matricularse por vez primera en la universidad han dado paso este año en el Reino Unido a un contratiempo adicional. Más de 17.000 estudiantes han renunciado en el último momento al año libre de que disponen antes de enfrascarse en los estudios superiores. Todos tratan de' eludir así el pago de las matrículas, cifrado en un máximo de 1.000 libras (unas 250.000 pesetas) que el Gobierno tiene previsto introducir a partir de 1999.La medida, anunciada en la pasada campaña electoral laborista y discutida durante el reciente y triunfal congreso del partido, es vista aún con recelo por las propias autoridades académicas. Los alumnos, por supuesto, la rechazan al unísono.

El acceso a las universidades británicas era hasta ahora gratuito. El matriculado dispone de una beca para su manutención cuyo monto depende de los ingresos personales o familiares. Dentro de dos años, la tradición puede ser abolida en favor de los créditos, que deberán ser reembolsados una vez concluida la carrera. Si el licenciado no puede afrontar la deuda, ésta le será condonada por el Estado.

Residencias repletas

Los que se inscriban ahora quedan sin embargo exentos del pago de las tasas durante el resto de la carrera. Las viejas subvenciones empezarán a ser recortadas en el curso 1998-99. A partir de septiembre de ese último año, los préstamos con devolución compondrán la única forma oficial de pago. A la vista de todo ello en las universidades nacionales los aspirantes al primer curso se han multiplicado sin previo aviso forzando su acomodo en residencias que ya están repletas.El polémico pago de las matrículas ha sido presentado por el ministro de Educación, David Blunkett, como la única forma de mejorar la educación superior británica. "No sólo los más pudientes irán a los mejores centros. Cualquiera podrá formarse ahora", aseguró mucho antes de ganar las elecciones el mayo pasado.

Según Tony Blair, el primer ministro, nadie debe temer que el nuevo gasto sea abusivo. Su proyecto lleva aparejado un sistema de préstamos para cubrir la vivienda en caso de necesidad. De todos modos, y en previsión de críticas contra una supuesta traición de los principios del "auténtico laborismo", Blair se ha curado en salud. "En el año 2002 esperamos ver a medio millón más de estudiantes universitarios en este país", ha prometido. Para lograrlo piensa dedicar el dinero extra obtenido con las tasas a la modernización de la educación superior.

A los rectores les parece bien que casi el 1% de la población británica pueda estudiar una carrera en el futuro. Cómo lograrlo sin desarbolar el actual edificio universitario constituye su mayor quebradero de cabeza.

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