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El Ayuntamiento de París, acusado de fraude electoral sistemático

Enric González

El centro-derecha francés intentó culminar ayer sus ceremonias de reconciliación, con un encuentro en el Elíseo entre Jacques Chirac y Édouard Balladur. La imagen de buen entendimiento quedó traspapelada entre nuevas denuncias de corrupción referidas al Ayuntamiento de París, buque insignia del neogaullismo. Según la prensa, al menos un 10% del censo del distrito quinto, el del alcalde Jean Tiberi, corresponde a vecinos que votan a la derecha pese a vivir en otros lugares o estar ya muertos.

El Gobierno se vio obligado a desmentir informaciones sobre la preparación de una nueva ley de amnistía para los políticos. Desempleo y corrupción hundieron estrepitosamente a los socialistas en 1993. Esas mismas lacras empiezan a dañar a la coalición conservadora de neogaullistas, liberales y centristas. Y, en cuanto a asuntos turbios, la alcaldía de París se ha convertido en un símbolo.El cargo que Jacques Chirac: ocupó entre 1976 y 1995 constituye el nexo de unión entre los distintos sumarios abiertos sobre presunta financiación ilegal del partido neogaullista (comisiones a cambio de licencias de obras o servicios), y desde ayer está además bajo sospecha de fraude electoral. Un informe del semanario satírico Le Canard Enchainé reveló que entre 3.000 y 4.000 electores habían sido inscritos fraudulentamente en el censo del distrito quinto, feudo del actual alcalde, Jean Tiberi. En la garita del portero de la alcaldía de distrito habita un clan de nueve corsos (como Tiberi) cuyo voto no falla nunca. También vota gente de 114, 117 y 119 años (hasta 35 centenarios recoge el censo) que murió hace mucho tiempo.

Entre corsos teóricamente hacinados en lugares imposibles, difuntos, antiguos vecinos que votan por sí mismos en otros distritos y cuyo voto alguien sigue depositando en el quinto, y una formidable cantidad de familiares de los Tiberi que figuran en las listas pese a no vivir ahí, el fraude alcanza grandes proporciones. El alcalde Tiberi, procesado junto a su esposa por recibir pagos irregulares desde instituciones políticas controladas por los neogaullistas, manifestó que las informaciones sobre el fraude eran "una maniobra de diversión".

El Canard, reputado por su periodismo de investigación, completó sus informaciones de ayer anunciando que el Gobierno de Alain Juppé tenía preparada, en caso de victoria electoral, una ley de amnistía para delitos de financiación política.

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