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Samper considera descorazonadora la actitud de EE UU hacia Colombia

El mal sabor que dejó la decisión de EE UU de no certificar a Colombia como país que colabora en la lucha contra la droga se tradujo ayer en la idea clara y generalizada de que mientras el presidente Ernesto Samper esté en el poder no se volverán a normalizar las relaciones entre ambos países. Para Samper, que recibió un duro tirón de orejas -mucho más fuerte de lo que él y su Gobierno esperaban-, el suspenso es "desmoralizante", "injusto", y "arbitrario".

Samper hizo esas consideraciones en un discurso pronunciado durante el acto de condecoración a soldados y policías que han colaborado en la lucha antinarcóticos. El discurso se inició en tono lastimero y terminó en tono enérgico cuando el primer mandatario afirmó: "Porque ante la falta de argumentos para descalificar nuestro esfuerzo lanza una sombra de duda sobre la honestidad de mi Administración, sospecha que yo rechazo de manera enérgica e inequívoca". Al final se escucharon cálidos y largos aplausos y un patriótico "Viva Colombia" que gritaron los asistentes al homenaje.La amargura que siente el presidente por las duras palabras de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright -quien no dudó en afirmar que la corrupción continúa rampante en los más altos niveles del Gobierno colombiano-, la dejó traslucir en una entrevista que concedió a la cadena CNN. El diálogo transcurrió normal hasta que el periodista dijo: "En lo que coinciden los analistas es en que el problema de fondo es que usted no tiene la estatura moral para ser presidente". Y se armó el zafarrancho que terminó cuando Samper dijo: "La certificación no se hizo para juzgar presidentes ni para asesinar la imagen de países dignos como el mío".

"Mientras él [Samper] esté en la presidencia Clinton no certificará al país", dijeron varios dirigentes de sectores económicos que también calificaron la medida, como la mayoría de los colombianos, de injusta y arbitraria.

Para el ciudadano común la sensación es de que Estados Unidos se metió del todo en Colombia y está ensayando en el país un nuevo modelo de intervención. Para amigos y enemigos del presidente es inaceptable hoy la intervención gringa. "La decisión de Estados Unidos es una conducta que no deja de ser chocante además de ser una expresión del más alto talante de la arrogancia neoimperial", afirmó el senador Juan Camilo Restrepo, uno de los más duros opositores de Samper.

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