Rusia se quedará con los tesoros robados a los nazis, según la Duma
, La Duma Estatal o Cámara baja del Parlamento ruso aprobó ayer la ley por la cual los tesoros artísticos capturados como botín de guerra durante la II Guerra Mundial son propiedad de Rusia y no están sujetos a devolución, salvo casos muy específicos. La ley ya había sido aprobada el año pasado, pero fue rechazada por el Consejo de Federación -la Cámara alta-por lo que hubo de formarse una comisión conciliadora compuesta por cuatro diputados y cuatro senadores. El nuevo texto expresa claramente que todos los bienes culturales traídos a la hoy desaparecida URSS "en cumplimiento de su derecho a la restitución compensatoria y que se encuentran en territorio de Rusia son patrimonio de la Federación Rusa".Los soviéticos se llevaron a su país cientos de miles de obras de arte -según algunas estimaciones, millones- como botín de guerra. Entre estas obras se encuentran el codiciado oro de Troya, que actualmente está expuesto en el Museo de Artes Plásticas Pushkin, de Moscú, y las ricas colecciones de pintura de Otto Krebs y Otto Gertenberg. En 1995, en el Museo Ermitage, de San Petersburgo, se expusieron 74 lienzos pertenecientes al periodo más famoso en la historia de la pintura francesa, es decir, el que va de Delacroix a Picasso. Entre los cuadros mostrados había obras maestras como La plaza de la Concordia, de Edgar Degas, que desapareció de los ojos del público por 50 años; En el jardín, de Renoir; Bañistas, de Cézanne, o La casa blanca de noche, de Van Gogh. En diciembre del año pasado, el Ermitage inauguró otra exposición de trofeos de guerra, entre ellas 35 trabajos de Goya.
La ley aprobada ayer pone al presidente Borís Yeltsin en una delicada situación: si firma la ley romperá las promesas hechas a su amigo, el canciller alemán Helmut Kohl; si no lo hace, será acusado de no defender el patrimonio nacional. Alemania desea que le devuelvan el oro de Troya, que estaba en el Museo de Prehistoria e Historia. Antigua de Berlín, pero a él también aspira Turquía, país del que su descubridor, Heinrich Schliemann, lo sacó ilegalmente.
