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El guerrillero americano

Pat Buchanan intenta borrar su huella de extrema derecha para ganar en New Hampshire

Antonio Caño

Combatiente por la fe, martillo de lo antiamericano, pesadilla del establishment, racista y demagogo; el nombre de Pat Buchanan, la última y sorprendente estrella de la campaña electoral del Partido Republicano, está asociado diariamente a esos calificativos en los medios de cornunicación de Estados Unidos, aunque él prefiere definir su ideología como "conservadurismo de corazón". Ahora que se ha situado primero en las encuestas en New Hampshire, y se ha convertido en el hombre a batir en las importantes elecciones primarias que se celebran el martes en ese Estado, Buchanan intenta borrar los rastros de extrema derecha que abundan en su entorno. Esta semana, uno de los copresidentes de su campaña electoral, Larry Pratt, tuvo que dimitir después de que la cadena de televisión ABC revelase su vinculación con grupos racistas blancos y milicias armadas ultranacionalistas. Pratt negó esas acusaciones, pero admitió la necesidad de "organizaciones de ciudadanos honrados que ayuden a la policía a hacer el trabajo que ésta no puede hacer en ciertos barrios y ciudades". Buchanan manifestó que creía en las palabras de su "hermano cristiano". Ayer mismo, el diario The New York Times informaba que una de las principales dirigentes de la campaña de Buchanan en Florida, Susan Lamb, pertenecía la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo Blanco, Lamb reconoció su militancia pero dijo que ese grupo no era racista, sino una organización que favorece "oportunidades iguales para todos y privilegio para nadie". Pat Buchanan declaró ayer que todas estas acusaciones contra su campaña no son más que "los últimos estertores del caduco establishment", y aseguró que no impedirán su victoria en New Hampshire, donde cuenta con dos puntos de ventaja sobre el principal candidato, Bob Dole.El jueves pasado, en un debate entre los ocho supervivientes de la campaña por la designación presidencial republicana, Buchanan demostró las razones de su éxito. Directo, claro y brillante, Buchanan, que escribió discursos para Richard Nixon y Ronald Reagan y que destacó después como columnista y comentarista de televisión, se mostró como un personaje atípico que rompe el molde de los partidos políticos de este país. "Yo no estoy de acuerdo con él, pero es un hombre que cree en lo que dice y que dice lo que verdaderamente cree", opina Michael Kinsley, que compartía con Buchanan un famoso programa de la cadena CNN.

Pat Buchanan inició con fuerza su carrera política en las primarias de 1992, en las que le disputó la victoria al entonces presidente George Bush. Ese mismo año, Buchanan cautivó a la audiencia de la convención del Partido Republicano con un discurso en el que dijo: "Este país libra hoy una guerra cultural y religiosa más dura que la guerra fría, porque esta guerra ataca al alma americana y a nuestros valores". Con esa postura, que incluye la promesa de prohibir el aborto sin excepciones, Buchanan se ganó la confianza y el respaldo de la derecha cristiana, que cuenta hoy con una fuerte presencia dentro del Partido Republicano.

Libre comercio

Pero Buchanan no es un républicano tradicional. En un partido que se ha caracterizado por la ardiente defensa del libre comercio, Buchanan es un proteccionista cuyo discurso, a veces, se parece más al de un demócrata liberal. "Me declaro culpable", le decía a Dole en un debate reciente, "de proteger a los trabajadores norteamericanos que ganan 10 dólares por hora en la industria textil de Carolina del Norte de la competencia que representan los mexicanos que vienen a trabajar por un dólar la hora".Buchanan ha hecho de las críticas al Tratado de Libre Comercio (TLC) y al GATT una de las principales banderas de su campaña. Ha prometido que Estados Unidos abandonará ambas organizaciones. si él es elegido presidente, lo que le ha dado apoyo entre los trabajadores. Según las encuestas, la principal base de respaldo a Buchanan son los votantes con más bajos niveles de ingresos. "Quiero representar en Washington a la gente que no está representada en ningún sitio", afirma repetidamente.

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