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La guerra contra el despilfarro

Una ONG monta una red de distribución de alimentos sobrantes de supermercados

Antonio Jiménez Barca

ANTONIO JIMENEZ La productiva estrategia de la ONG Banco de Alimentos para conseguir comida destinada a los pobres es sencilla: opera ahí donde campa el despilfarro o, de otra manera, consigue alimentos en los sitios donde verdaderamente sobran. Por ejemplo, en muchos grandes almacenes se retiran latas dos meses antes de que cumpla el límite marcado por la coletilla "consumir preferentemente antes de...". La ingente cantidad de productos de estos gigantescos establecimientos les impide trabajar con menos margen de tiempo. Y ahí entra la agilidad de esta pequeña ONG: es capaz de enterarse de dónde están las latas, de hacerse con ellas gratuitamente el mismo día que las van a retirar y distribuirlas entre organizaciones caritativas en menos de una semana, antes de que caduquen.

El sistema, con todo, tiene una pega: no se puede elegir el producto. Por eso pasan cosas un poco raras: ayer el almacén estaba sobrecargado de latas de mermelada tropical. Sin embargo, los 20 voIuntarios, la mayoría, jubilados, que trabajan en esta ONG fundada hace 14 meses, y que ya ha recogido 600 toneladas de comida, tienen soluciones: organizan campañas en supermercados en las que piden a los clientes cosas más concretas y necesarias. De cualquier forma, lo que consiguen por medio de los excedentes de los grandes supermercados constituye el 70% de lo recogido.

La ONG funciona como una auténtica empresa comandada por un ingeniero industrial. No se improvisa. No admiten voluntarios que no se comprometan con un horario determinado. El éxito de la iniciativa se extiende: en un año han surgido 15 bancos similares por toda España, coordinados desde la capital por la Fundación Banco de Alimentos. En Madrid, en un edificio cedido por él Ayuntamiento, hay un departamento de captación de mercancía, otro de transporte y un tercero de distribución, cuya labor es entregar la comida a alguna de las 200 asociaciones caritativas, desde parroquias a centros de inmigrantes con las que trabajan.

Los antiguos economistas se encargan de la contabilidad; los que tienen contactos, de ablandar a los jefes de los supermercados; los que saben conducir llevan las furgonetas; otros cargan en el almacén. Esta ONG también recurre a la fruta que los agricultores desechan porque perjudica al mercado o porque es invendible; o a los botes con etiquetas al revés o con abolladuras. En fin, a todo aquello comestible no caducado que no quieren los grandes almacenes pero que alimenta.

Banco de Alimentos. Ribera de Curtidores, 2. Teléfono 365 42 62.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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