_
_
_
_
MANUEL CAMACHOPRESIDENTE DE DEMOCRACIA Y DESARROLLO

"Los duros tienen una presencia enorme en el Gobierno mexicano"

El pasado mes de octubre, y tras unas acerbas críticas que le dedicó el presidente de México, Ernesto Zedillo, Manuel Camacho, ex regente (alcalde) de la capital, ex canciller y ex comisionado del Gobierno en las negociaciories con la guerrilla de Chiapas, dio un portazo a su padrino, el Partido Revolucionario Institucional (PRI). En el partido oficial, dice, no había espacio para la reforma.Este ejemplar de animal político, habilidoso y polémico, sigue siendo una pieza clave del rempecabezas mexicano. Ahora, Camacho, economista de 49 años, se dedica a hacer análisis, a "conversar" y a "reducir tensiones con todos". Se ve a sí mismo como alguien que puede facilitar el cambio democrático en el país y prepara de nuevo su salto a la política activa para no perder el tren de 1997, año de elecciones para renovar el Congreso.

Desde su trinchera, Camacho advierte que el proceso de democratización del régimen mexicano no está garantizado. "No estamos en una transición democrática, estamos en la antesala. Todavía existen riesgos graves de retrocesos". Uno de los escollos para la apertura es lo que denomina la reacción de los duros: "Es el regreso a un modelo económico proteccionista, con argumentos nacionalistas; es la idea de que el PRI debe recuperar sus espacios y de que, si es necesario, la represión selectiva de los movimientos opositores ayudaría a la estabilización".

El sector duro, advierte Camacho, "tiene una presencia enorme en el Gobierno, en el PRI. Son gentes que actúan y van a seguir actuando, y las fuerzas democratizadoras en México deben tenerlo en cuenta". Si bien estos grupos, que mezclan ideología con intereses, son más grandes en México hoy, Camacho cree que están actuando en un contexto más frágil que el que tuvieron en 1994. La Crisis económica ha creado unas circunstancias en las que "un hecho de fuerza no necesariamente va a detener un proceso democratizador, sino que puede exacerbar la movilización a favor de la democracia".

Junto a los duros están aquellos que mantienen una posición de indefinición. "Lo hemos visto en el Gobierno. En toda política debe haber ajustes, pero cuando se empieza a percibir que el zizagueo ya no es un recurso táctico, sino casi el modus operandi, se debilitan las posiciones y se generan enemigos por todos lados".

Otras dos posiciones (la de "fe en el cambio: esperar a que las condiciones sean favorables y la elecciones definan el rumbo del país", y la "radical: esperar a que esto se venga abajo pensando en que entonces se va a tener la iniciativa histórica") completan el mapa político mexicano. En la primera ajusta Camacho al conservador Partido de Acción Nacional y la segunda corresponde a un sector del centroizquierdista Partido de la Revolución Deocrática. Ninguna de estas cuatro posiciones por sí solas "ofrecen una salida". Lo que México requiere, insiste, es un acuerdo de fondo para cambiar el régimen.

En este contexto, el presidente Ernesto Zedillo está "sobreviviendo a las dificultades, con deseos de hacer algunos cambios con muchísimas resistencias...". "Al presidente le veo surfeando, veo que las olas vienen y que él está enfrentando la tormenta, pero mi cálculo, y lo digo de manera muy respetuosa, es que no se puede surfear cinco años más. Tiene que inclinarse en una dirección. Eso va a ser más seguro para él y para el país".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_