¿Quién teme al teleobjetivo?
"El lenguaje televisivo transforma la realidad en una representación intrínsecamente distinta de la realidad del debate judicial, tal y como la perciben los que están dentro de la sala", expuso Roberto Scarpinato, uno de los tres fiscales, todos ellos de cerca de 45 años, que ejercerán la acusación contra Andreotti si el proceso se queda en Palermo.A Scarpinato le tocó bregar ayer con el problema de la información. La evolución tecnológica, dijo, ha superado las previsiones del marco legal existente. La televisión tiene la fuerza de condicionar a la opinión pública mucho más que cualquier otro medio. En esas condiciones, puede llegar a ser imposible que los testigos, e incluso las partes y el tribunal, cumplan serenamente su cometido.
La fiscalía de Palermo pidió, en consecuencia, que no se admitieran más filmaciones televisivas que las realizadas con cámaras testigo, exentas de zoom y otros efectos visuales, e incluso solicitó que las imágenes tomadas por ese procedimiento del proceso de Andreotti no pudieran ser difundidas hasta concluidas las pruebas testificales, quizá dentro de dos años.
Franco Coppi, uno de los defensores de Andreotti, trató de cortar este envite con un órdago. La intervención de Searpinato, consideró, quedaría muy bien en el debate parlamentario de un proyecto de ley, pero, en tanto ese debate no se produzca, la ley establece que el juez pueda autorizar la retransmisión del juicio, "incluso sin el acuerdo de las partes, cuando el interés siocial del proceso sea relevante". "¿Quién teme a la televisión?", añadió. "Nosotros no, y las demás consideraciones nos parecen inútiles".
Es claro que la polémica sobre los efectos de la televisión en los tribunales responde a preocupaciones fundadas y que el juez Ingargiola dio ayer la razón a los fiscales de Palermo. Pero no deja de sorprender que este proceso haya traído a primer plano esta problemática en un país donde se han transmitido en directo escenas de un juicio sobre la corrupción política.
