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Los serbios vuelven a atacar Zepa tras el fracaso de las negociaciones para la evacuación de civiles

ENVIADO ESPECIALEl pulso entre sitiadores y sitiados continúa en el enclave bosnio de Zepa, contra el que los serbios, que habían anunciado el miércoles su rendición, reanudaron ayer el fuego de sus morteros. El nuevo ataque se produce tras el fracaso de una segunda tanda de conversaciones secretas entre el Gobierno bosnio y los radicales serbios sobre las condiciones para la capitulación M enclave, irremisiblemente perdido ya para Sarajevo. El jefe de la guarnición bosnia en la zona, en la que se agrupan más de 15.000 personas dispersas por una una veintena de aldeas vecinas, ha amenazado con atacar directamente a los cascos azules ucranios allí estacionados si las Naciones Unidas no envían a un mediador.

Zepa, la más pequeña de las teóricas zonas protegidas de Bosnia, vive una situación desesperada, con la infantería y los carros de combate serbios a sus puertas y sin ninguna esperanza de intervención- exterior. El jefe de las fuerzas de los ultranacionalistas serbios, el general Ratko Mladic, había amenazado el jueves con un ataque final si no se producía de forma inmediata la evacuación de civiles. La pretensión serbia de mantener corno "prisioneros de guerra" a todos los hombres con edades comprendidas entre los 18 y los 55 años, para intercambiarlos con sus detenidos por las fuerzas bosnias, ha determinado el rechazo de Sarajevo a las condiciones de la rendición, que comenzó a negociarse secretamente el jueves en el aeropuerto de Sarajevo y volvió a discutirse ayer antes del renovado ataque serbio.Los radicales serbios anunciaron el miércoles por la noche la rendición de Zepa, y MIadic: autorizó el jueves la presencia de una misión de responsables civiles y militares de la ONU para que verificaran la evacuación de las mujeres y los niños. Sesenta autobuses aportados por los serbios estuvieron esperando inútilmente a lo largo del día. MIadic, que ayer cumplió su amenaza de volver a bombardear el enclave si los bosnios no capitulaban, esperó a un eventual acuerdo en Sarajevo antes de ordenar un nuevo ataque. Sin embargo, el mediador enviado por la ONU desde la capital bosnia a Zepa quedó bloqueado a mitad de camino en el puesto de control serbio de Rogatica.

Bombardeo en Sarajevo

El centro de la capital bosnia, a la que ayer llegó por primera vez en un mes un convoy de 19 camiones con casi 500 toneladas de alimentos, fue atacada por la artillería serbia, que mató al menos a cuatro personas e hirió a otras seis. El convoy humanitario obtuvo permiso de los sitiadores -los serbios quitan con una mano lo que dan con la otra- para pasar a través de sus líneas, en Kiseljak. Sarajevo, virtualmente aislada del mundo exterior, necesita según los expertos de la ONU seis mil toneladas de alimentos cada mes.

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La máquina militar serbia ha decidido ir a por todas durante el verano. Los renovados ataques contra Zepa y Sarajevo coinciden con la extensión de los combates en el enclave noroccidental de Billac, otra de las denominadas zonas protegidas. En Bihac, según aseguraba ayer el portavoz de Naciones Unidas en Zagreb, Cristopher Gunness, los serbios rebeldes de Croacia están ganando terreno en su ofensiva desde el noroeste hacia el centro del enclave, que pueblan casi 250.000 personas. Gunness dijo que los ataques, que han provocado ya la huida de miles de refugiados bosnios, se producen "a gran escala". La radio bosnia informó ayer de que cinco niños murieron y 30 personas resultaron heridas en la ofensiva serbia.

El Gobierno bosnio ha preferido esperar el desenlace de la conferencia de Londres, a la que apeló ayer el presidente Alia Izetbegovic para que detenga lo que calificó de "nueva matanza de inocentes", antes de darlo todo por perdido en la más pequeña de las bolsas musulmanas. Sarajevo, cuyas desesperadas fuerzas en Zepa atacaron el jueves por la noche con ametralladoras y lanzagranadas las instalaciones de los 79 cascos azules ucranios que permanecen en el enclave, acusa a los líderes de Pale de mentir groseramente a la baja sobre el número de personas que todavía resisten en esta zona protegida, al igual que en la caída Srebrenica. Los responsables bosnios aseguran además que los serbios mantienen todavía en su poder a 8.000 de los civiles capturados tras la ocupación de Srebrenica, donde vivían más de 42.000 bosnios.

Los dirigentes de Pale, que han visto ya muchas reuniones como la de Londres, renovaron ayer su advertencia de que cualquier refuerzo aliado en Gorazde "significará un acto de guerra contra los serbios, Por el que las grandes potencias deberán aceptar las consecuencias", en palabras de Radovan Karadzic.

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