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El metro crece y la demanda se estanca

De lunes a viernes, el suburbano madrileño registró 1,3 millones de viajeros cada día

LUCíA ENGUITALas tres nuevas estaciones de metro que se pusieron en funcionamiento en abril de 1994 registraron hasta diciembre de ese mismo año unos cuatro millones de viajes. Los más beneficiados por esos dos nuevos kilómetros de metro resultan ser los ciudadanos que viven o trabajan en Vallecas, ya que dichas terminales llevaron el metro hasta Miguel Hernández, en el borde del distrito de Vallecas con la M-40. En el primer año de vida, la estación de Miguel Hernández registró 1,7 millones de viajes, prácticamente los mismos que una estación mas céntrica, como la de Colón.

El balance de gestión sobre toda la red del metropolitano, recién publicado por el Metro de Madrid, refleja una tendencia anunciada hace meses por el Consorcio Regional de Transportes: la demanda del metro se estanca. En 1994 creció tan sólo un 0,17% respecto al año anterior. El presidente del Metro, Ramón López-Mancisidor d el Río, atribuye este tímido crecimiento de la demanda a hechos muy concretos. Así, los paros parciales del 9 y 10 de junio del año pasado supusieron una pérdida de 4,5 millones de viajes. También las obras en algunas estaciones o en sus alrededores obligan a los usuarios a tomar, otro medio de transporte. Por ejemplo, la reforma urbanística de la zona de Ventas justifica, según la compañía, que esta estación disminuyera en un 13%, el número de viajes respecto a 1903.

La demografía también juega su baza, reconoce López: la población de Madrid disminuye, y por tanto también los viajeros potenciales. Mientras, el número de vecinos ha crecido en los municipios de la corona metropolitana, de forma que se producen más viajes de periferia a periferia en otros medios de transporte colectivo, como el tren.

Las obras de mejora de las estaciones también repercutieron el pasado año en la disminución de los viajes. Por ejemplo, el cierre, entre octubre de 1993 y diciembre de 1994 del ramal ópera-Príncipe Pío, se tradujo en una pérdida de 2,7 millones de viajes en esta estación.

El estancamiento del número de viajeros no implica que éste sea bajo. Muy al contrario, el pasado año se batió un récord histórico de la demanda. Un día laborable de invierno, el metro transportó 1,4 millones de viajeros -equivalente a la mitad de la población madrileña-. La cifra total de viajes en 1994 fue de 391.684.561, según el informe, lo que supuso un aumento de algo más de medio millón de viajes respecto al año anterior.

Los usuarios del metro crecieron, sobre todo en la Línea 10 (Alonso, Martínez-Aluche): pasaron de 18,7 millones en 199,3 a 1914 millones en 1994.

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La línea 1 (Plaza de Castilla" Miguel Hernández) disfrutó de un incremento del 3,7%. Se trata de la más utilizada por los madrileños sus trenes trasladaron en total a 81,3 millones de viajeros.

Las líneas que más usuarios perdieron fueron la 7 (Las Musas-Avenida de América) (-2,9%) y la actual circular (-1,3%). En el primer. caso, la compañía. atribuye la falta de uso a la inseguridad que perciben los ciudadanos: su última estación es San Blas, cercana a una de las zonas de la ciudad donde existe venta de droga. "Los toxicómanos se desplazan en metro a comprar, y esto asusta a los usuarios", indica el presidente del Metro, quien añade que la estación más insegura de toda la red es la de Simancas.

El beneficio neto de la empresa Metro de Madrid ascendió el año pasado a 107 millones. Los ingresos por venta de billetes, 19.000 millones, superan en 1,5 millones a los de 1993. Pero esa cifra resulta inferior a las entradas en metálico que provienen de las subvenciones oficiales (22.515 millones).

Del total de 44.000 millones costó el funcionamiento del metro en 1994, el 56% -25.000 millones- fue destinado a los gastos de. personal. Si en una empresa privada este porcentaje resultaría ruinoso, en una pública es una proporción normal, asegura el presidente del Metro: "En todos los metros de Europa el personal se lleva entre el 50% y el 60% de los costes". La plantilla de 5.699 personas de 1994 era menor' en un 0,9% que la de 1993. López Mancisidor explica que para ajustar los recursos humanos el metro no cubre las bajas por jubilación. El convenio colectivo firmado en marzo de este año, efectivo para los años 1994, 1995 y 1996, después de una negociación muy laboriosa, ha fijado un incremento de los salarios equivalente a la subida del índice de precios al consumo, que este año se calcula superará el 4%. Por su parte, los trabajadores han aceptado cumplir un plan de productividad por el cual el mismo número de personas realiza más trabajos que los que efectuaba antes.

Los gastos en inversión (en renovación de estaciones y mantenimiento, ya que las obras las financia la Comunidad de Madrid) ascendieron a 11.000 millones. En 1994 destaca la remodelación de gran parte de las estaciones de la línea 1.

La compañía encuesta periódicamente a los viajeros para saber sus opiniones sobre la calidad del servicio. En 1994 los ciudadanos suspendieron al metro en la seguridad de las estaciones ante agresiones. "Es el único suspenso en un total de 19 aspectos sobre los que se pregunta", destaca el presidente del Metro de Madrid.

Bandas de descuideros

Los vestíbulos y estaciones son como una ciudad subterránea, ya que por ellos pasan 1,3 millones de personas al día. La compañía, tiene localizadas a 14 bandas de descuideros que operan en las estaciones. Los vigilantes y guardas privados realizaron 150.000 intervenciones en 1994, que dieron lugar a 2.789 denuncias. Un millar se referían a delitos; el resto, a ayudas a enfermos, lesionados, etcétera. Además del personal. destinado a vigilancia, hay 1.300.cámaras, interfonos en las estaciones, taquillas blindadas... Los acuerdos con el Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Municipal suponen que los agentes bajan a las entrañas de Madrid.

En una puntuación de 0 a 10, los viajeros valoran sobre todo la señalización de las estaciones (8,01), la seguridad en caso de accidentes (7,43) y la rapidez del viaje (7,38).

Una buena noticia para los ciudadanos que utilizan el metro con asiduidad es la futura instalación de teléfonos en 50 estaciones. Otra reclamación de los usuarios es la instalación de aseos. Una vez más, cuestiones de seguridad desaconsejan su implantación. El presidente del Metro dispone de un caso real muy reciente del peligro que pueden albergar unos servicios: el hallazgo de cianuro esta semana en los servicios de señoras del Metropolitano de Tokio (Japóp), con el que un grupo terrorista hubiese matado a 9.000 personas.

Diez duros públicos por viaje

Metro de Madrid es una empresa deficitaria; necesita las subvenciones públicas para que al vencer cada ejercicio económico los gastos no superen a los ingresos:Como empresa que facilita un servicio esencial para los ciudadanos -la posibilidad de desplazarse al puesto de trabajo o de estudio-, su rentabilidad es social, no económica. Pero este criterio empresarial no convence al presidente del consejo de administración de Metro, Ramón López-Mancisidor del Río, quien desearía no depender como lo hace de las subvenciones. Ni de las tarifas, que no las fija el Metro, sino el Consorcio Regional de Transportes.

López-Mancisidor se queja de los escasos dineros que llegan por la fuente de ingresos básica, la venta de billetes: "Hay que darse cuenta de que el ingreso real asciende a 49 pesetas por viaje, el resultado de dividir los 391 millones de viajes que se efectuaron en 1994 entre 19.184 millones ingresados por los billetes vendidos".

En contraposición, el coste por viajero del funcionamiento de los trenes ascendió el pasado año a 113 pesetas. El presidente del Metro se queja abiertamente de las tarifas fijadas por el Consorcio de Transportes, que hasta las elecciones de mayo ha estado dirigido por los socialistas desde la Comunidad de Madrid.

La anterior administración regional, sin embargo, ha considerado un logro social de muchísima importancia abaratar los desplazamientos de los madrileños. Esto ha sido posible gracias a la subvención pública por viaje (más de diez duros) que recibe Metro a través del contrato programa del Consorcio de Transportes. De hecho, la demanda ha ido creciendo desde que en 1986 se fundó, el Consorcio. Hasta entonces bajaba en picado.

"Pero la subvención que recibe Metro recae en el viajero", se lamenta su presidente, cuya aspiración es tener mayor autonomía en la gestión económica".

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