Un 'barón' salvado por la mano de González
Era el único barón regional que había perdido las elecciones autonómicas, tiene un indiscutible peso en el partido al frente de la segunda federación del PSOE por número de militantes y cuenta con una inestimable experiencia de gestión durante 12 años al frente de la Generalitat valenciana. El retrato-robot de Joan Lerma, un economista de 43 años y secretario general del Partido Socialista del País Valenciano-PSOE desde 1977, lo convertía en un candidato indiscutible para ocupar un ministerio. No obstante, Lerma se ha resistido a marchar a Madrid y descabezar una organización socialista valenciana que ha girado alrededor de él durante casi dos décadas. "Sólo en una situación de emergencia y por sentido de la responsabilidad como dirigente socialista aceptaría una oferta de Felipe González", ha comentado Lerma a sus colaboradores durante los últimos días.Austero y desconfiado, trabajador incansable y de carácter frío, el nuevo ministro de Administraciones Públicas ha vivido siempre por y para la política. Vive en el mismo piso de siempre, una vivienda de 90 metros cuadrados en el distrito marítimo de Valencia, y su única afición confesada es la navegación en un pequeño velero por las costas del Mediterráneo.
"A pesar de lo que digan, no tengo ni he tenido apego a los cargos. Tuve que asumir una enorme responsabilidad siendo muy joven y la consolidación de la Generalitat y el progreso de la Comunidad Valenciana han ocupado todo mi tiempo", ha declarado el propio Lerma. Con pocas inquietudes culturales, sus lecturas preferidas están relacionadas con los ensayos de economía o de historia.
Miembro de la ejecutiva federal del PSOE, este dirigente valenciano, junto con otros barones socialistas, pidió al presidente González una amplia remodelación del Gobierno tras la derrota electoral del 28 de mayo. Pero su posición crítica en el PSOE en los últimos tiempos ha tenido un efecto bumerán no deseado, en principio, por Lerma ni por la federación valenciana.
Al frente del PSOE valenciano
Su nombramiento como ministro le obligará a dimitir como diputado autonómico y jefe de la oposición en unas Cortes valencianas dominadas por la coalición del Partido Popular y Unión Valenciana. De este modo, su marcha, a Madrid lo aleja de la política valenciana y le resta posibilidades para tratar de recuperar la Generalitat dentro de cuatro. años, aunque ya ha anunciado que seguirá al frente del PSPV-PSOE.
Si Felipe González anticipa las elecciones generales a la primavera próxima, Joan Lerma se convertiría en el casi seguro cabeza de lista socialista por Valencia para el Congreso de los Diputados y jugaría ya en clave de política nacional. Todas estas razones pesan en una balanza negativa. En una expresión muy gráfica, un responsable del PSPV- PSOE ha definido así el nombramiento de Lerma como ministro: "Felipe González ha desvestido un santo para vestir otro durante unos meses".
Con fama de honesto y buen gestor, Lerma ambiciona el poder, pero desprecia los bienes materiales. Ni siquiera sus rivales del Partido Popular han podido destapar escándalos en la trayectoria del presidente de la Generalitat valenciana. "Si el Partido Popular tira de la manta, no encontrará nada", ha desafiado Lerma a sus, adversarios. En tiempos de tribulación, González ha debido pensar que necesitaba un ministro gris, pero eficaz; poco conocido a nivel nacional, pero con, buen cartel entre sus pares autonómicos y que puede entrarle bien al presidente catalán, Jordi Pujol.
Lerma no podrá tomarse ahora las vacaciones que anhelaba y habrá de conformarse con viajar a Valencia los fines de semana para ver a su mujer, una inspectora de Hacienda, y a su único hijo. Tampoco podrá el nuevo ministro navegar en el Samaruc por el litoral valenciano. Como marinero en tierras de la meseta castellana, tendrá que aprovechar su experiencia para mantenerse a flote en las cada vez más procelosas aguas de la capital de España.
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