Rominger comienza a hacer suyo el Giro
Llovía, la carretera estaba resbaladiza por la lluvia caída, cada dos por tres un duro repecho o una curva cerrada rompía el ritmo de los corredores, pero nada: bajo el aguacero que ayer azotó la Umbría italiana Tony Rominger marchó tan cómodo como si se encontrara en el confortable y rutinario velódromo de Burdeos batiendo el récord de la hora. Incluso la bicicleta que utilizó el gran favorito para ganar el Giro era la misma que la que usó en octubre pasado para rodar a más de 55 kilómetros durante una hora. Ayer, en el primer cara a cara de los favoritos, rodó a 10 kilómetros por hora menos, pero. era comprensible: el Giro 95 empieza a tener un dueño.Algunos síntomas. Eugenio Berzin, ganador el año pasado de la carrera rosa, cimentó aquella victoria en su dominio en las contrarreloj ante Induráin, la piedra angular en las carreras. por etapas. Al pie del santuario de San Francisco de Asís, sin embargo, cedió casi un minuto a Rominger, 55 segundos, o sea tres por kilómetro, una cifra que marca una enormidad. Y eso que Berzin cedió ante la presión publicitaria y lució un modelo Bianchi con la barra horizontal inclinada hasta el pedalier. Si ese modelo proporciona más aerodinamismo, como publicitan los fabricantes, n o lo aprovechó mucho el ruso, que empieza a calcular que antes de afrontar la montaña ante un especialista como Rominger puede haber perdido unos cuantos minutos en su terreno preferido.El mejor escalador de los favoritos, Piotr Ugrumov, cedió más de un minuto en esos 19 kilómetros (1.08), lo que empieza a condenarle a luchar por la segunda plaza, la misma que consiguió hace dos años tras Induráin. El bravo letón parece señalado para tener por delante siempre a algún gran campeón.
Así que el único peligro a Rominger puede venirle finalmente de los corredores locales, De los veteranos, como Maurizio Fondriest, un excelente contrarrelojista y peor escalador que ayer mantuvo el tipo (47 segundos perdió ante Rominger), o de los jóvenes, entre los cuales ayer destacó Francesco Casagrande, un tipo curioso.
El florentino, de 25 años, comenzó su carrera, dedicándose a cultivarse como especialista en la montaña. Objeivos pequeños, maillot de mejor escalador y cosas de esas. El año pasado, sin embargo, Casagrande franqueó un escalón y comenzó a ganar carreras de un día. A su calidad de escalador no tan espectacular como Pantani une carácter ganador y falta de miedo. Le arropa un buen equipo, el Mercatone Uno, que ya ha cumplido parte de sus objetivos con el liderato fugaz de Cipollini, y su único pero parece ser la falta de capacidad de recuperación.
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