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La herencia contaminante de 529 cementerios radiactivos

Pilar Bonet

Las desiertas estepas y montañas de Kazajstán fueron el corazón del programa nuclear soviético, que dejó un rastro de contaminación en este país con una superficie de 2.717.000 kilómetros cuadrados (cinco veces España) y 17 millones de habitantes.En 1993, el programa Ekologia identificó 529 cementerios radiactivos en Kazajstán y detectó un total de ocho millones de toneladas de. residuos radiactivos, con una actividad total de 13 millones de curies, y 225 millones de toneladas más con una actividad de 233.000 curies. Aparte de los polígonos de pruebas (de los que existen por lo menos cinco), importantes fuentes de contaminación proceden de los yacimientos de uranio (los más importantes de la ex URSS).

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Además de polígonos y yacimientos, el complejo nuclear instalado en Kazajstán incluía las bases de misiles nucleares. Kazajstán, que heredó de la URSS un arsenal de 108 misiles SS-18 con un total de 1.400 cabezas, renunció al legado soviético y se adhirió al Tratado de No Proliferación Nuclear en 1993. El desmantelamiento, para el que se dio un plazo de siete años en 1992, se realiza sin problemas. Kazajstán ha recibido compensaciones económicas de Estados Unidos, que en 1994 retiró a muy buen precio 600 kilos de uranio enriquecido en Ust Kamenogorsk, al este del país.

Kazajstán no tiene medios financieros para mantener el degradado complejo nuclear de la ex URSS y en enero cedió a Moscú el control de las instalaciones.

Kurchátov, situada a orillas del río Irtish, acogía en el pasado a decenas de miles de personas, entre ellas 1.500 científicos de élite. "Esperábamos que la reconversión militar sirviera para que se limpiaran las 18.000 hectáreas contaminadas alrededor de la ciudad, pero los especialistas se han ido, los equipos han sido robados y la unidad militar que estaba allí se marchó a Rusia, llevándose mucho de lo que había.

En Semipalatinsk se han efectuado oficialmente 470 pruebas nucleares (los ecologistas afirman que son más), cuyas secuelas han afectado a un millón de personas habitantes de la zona.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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