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Tribuna
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Y dale

De vez en cuando vuelven a la carga los asqueados de Mayo del 68 Pretenden que todavía hay extra ños recalcitrantes mamando de la teta de aquel mayo y de hecho los únicos mayolactantes que quedan son los que denuncian la nostalgia del mayo francés de las narices. Es más, en alguna ocasión reniegar como mayistas del 68 los que nunca lo fueron y en cambio se apuntaron decididamente a la progresía en el 78, cuando les tocaba; es decir, cuando marchamos todos juntos y ellos los primeros por la senda de la Constitución democrática. Si ya son de por sí molestos los mayistas auténticos, los falsos es que no tienen nombre. De hecho, el mayismo anquilosado es el exorcismo que utilizan para toda actitud crítica contra el fatalismo histórico infelizmente imperante. Si han descubierto la panacea del capitalismo libre en la sociedad abierta, que les aproveche, pero que no se pongan histéricamente exterminadores con los que siguen viendo desorden detrás del orden, de la misma manera que la injusticia del mundo era perfectamente percibible en abril del 68 y en junio, sin necesidad de pasar por aquel mayo francés de opereta de Offenbach.

El mayo norteamericano, el alemán o el italiano iban más en serio y los represores de siempre lo sabían. Por eso descerebraron de un tiro la cabeza de los rebeldes alemanes, machacaron a los estudiantes y a los black power en la abierta sociedad norteamericana e implicaron a los banderas rojas en la doble verdad, la doble moral, la doble contabilidad de una democracia italiana que estaba en libertad vigilada.

Si molesta el ojo crítico sobre la inquietante realidad del fin de milenio, se mete el dedo en ese ojo y ya está. ¡Pero dale que te pego con el mayismo que nunca existió!

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